Esta fue la carta que Marilyn Monroe escribió a su psiquiatra y que fue subastada en 5 mil dólares

Marilyn Monroe fue y seguirá siendo considerada una de las mujeres más sensuales de la historia. Sin embargo, su belleza y talento no la exentaron de una depresión que la llevó a ser internada en el manicomio de Payne Whitney en la ciudad de Nueva York, en 1961.

Marianne Kris, su médico de cabecera ordenó que la internaran de inmediato. Marilyn se rehusó, pero no consiguió nada.

Fue ahí donde redactó una carta a su psiquiatra Ralo Greenson, mismo que la encontró sin vida un año después.

El papel fue subastado en 5 mil dólares y en él estaban escritas las terribles vivencias de la famosa:

“Anoche estuve despierta toda la noche otra vez. A veces me pregunto para qué son las noches. Casi no existen para mí, todo me parece un día largo y horrible.
Me pusieron en una ‘celda’ para pacientes deprimidos muy perturbados, excepto que yo me sentía en una especie de prisión por un crimen que no había cometido.

Me preguntaron por qué no era feliz ahí. Respondí: ‘Bueno, tendría que estar loca si me gustara aquí.

La inhumanidad ahí me pareció arcaica. Todo estaba bajo llave. Las puertas tienen ventanas para que los pacientes estén visibles todo el tiempo, además, la violencia y las marcas de pacientes anteriores todavía permanecen en las paredes.

Había mujeres que gritaban en sus celdas. Quiero decir, gritaban cuando la vida era inaguantable para ellas, supongo.

Me preguntaron por qué sentía que era ‘diferente’ a los demás pacientes, así que decidí que, si realmente eran así de estúpidos, debía darles una respuesta muy simple, y les dije: ‘Solo lo soy’.

El hombre ha llegado hasta la luna, pero no parece estar interesado en el latiente corazón humano.

Sé que nunca seré feliz, pero sé que puedo ser alegre.

Me senté en la cama tratando de descifrar qué haría si me encontrara en la misma situación en una improvisación actoral.

Así que me di cuenta que tenía que armar un escándalo para recibir atención, tomé una silla y la golpeé contra el cristal, fue difícil porque nunca había roto nada en mi vida intencionalmente”.

Las actitudes de Marilyn eran amenazantes: “Les dije que si no me dejaban salir de aquí me haría daño, pero nunca lo haría. Nunca me marcaría. Soy así de vanidosa”.

Además no cooperó con los empleados para tomar su tratamiento. Tenía que ser trasladada a otros pisos cargada por los responsables del lugar.

DC/Agencias

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