Con banderas rojas se recuerda el fallido de golpe de Estado en Turquía

Ondeando grandes banderas rojas de su país, decenas de miles de turcos se unieron el sábado en el emblemático Puente de los Mártires del 15 de julio de Estambul para participar en la llamada «Marcha de Unidad Nacional» y recordar a las 250 personas que murieron resistiendo un fracasado intento de golpe militar hace exactamente un año.

Como parte de la conmemoración, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan voló a Estambul y fue fotografiado mientras saludaba el paso de un avión de combate que escoltaba a su avión. Tenía programado reunirse con la multitud más tarde y develar un monumento para honrar a los que murieron oponiéndose al golpe de Estado.

También hubo marchas y otros eventos en Ankara, la capital turca.

Horas antes, el primer ministro Binali Yildirim habló en una sesión parlamentaria especial en Ankara a la que asistió Erdogan. «Hace exactamente un año de la noche más oscura y larga de Turquía, que se transformó en un día brillante porque una ocupación enemiga se convirtió en una leyenda de la gente», dijo Yildirim.

El 15 de julio del año pasado soldados turcos intentaron derrocar al gobierno y a Erdogan, utilizando tanques, aviones de guerra y helicópteros. Los golpistas anunciaron la toma del poder en un anuncio por la televisora estatal, bombardearon el Parlamento nacional y otros lugares clave y tomaron el balneario del Egeo donde el mandatario pasaba sus vacaciones, pero Erdogan ya no estaba en la localidad y civiles y fuerzas de seguridad frustraron el alzamiento.

Atendiendo al llamado del presidente e ignorando el toque de queda decretado por los golpistas, miles de personas salieron a las calles para impedir la toma del poder. El Puente del Bósforo, que luego sería renombrado Puente de los Mártires del 15 de julio, fue el escenario de enfrentamientos entre civiles y soldados sobre tanques. Unas 250 personas fallecieron y más de 2.000 resultaron heridas. Treinta y cinco sublevados perdieron también la vida.

Ankara acusa al clérigo Fethullah Gulen, asentado en Estados Unidos, de orquestar el golpe fallido y ha pedido a Washington que lo extradite. Gulen niega las acusaciones en su contra.

Tras el intento de alzamiento, Turquía declaró el estado de excepción, que está en vigor desde entonces y permite que el ejecutivo gobierne a través de decretos. Más de 50.000 personas fueron detenidas y alrededor de 100.000 funcionarios fueron cesados por supuestos vínculos con Gulen y otros grupos terroristas.

DC/AP

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