Secuestran a la amante del hermano del «Mocho Édwin» y matan a dos de sus parientes en venganza

El terror imperó  en el barrio Leonardo Ruiz Pineda, tras la incursión de sicarios enviados por Édwin Soto, mejor conocido como el «Mocho Édwin», líder de la banda el Tren del Norte y expram de la cárcel de Sabaneta, quien rastreó y ejecutó a los asesinos de su hermano Andy William Soto Nava (44), asesinado el pasado lunes en Los Bucares. Envió a seis secuaces a liquidar a la amante de su pariente, Mariolys Mayela Piñango Guerrero (22), quien le tendió una trampa en la granja Los Corales. En venganza, los sicarios no la mataron, sino que ultimaron a sus hermanos Heriberto Antonio (24) y Michael de Jesús Piñango Guerrero (20) y la raptaron.

Soto, diseñador radicado en Colombia, acordó con la joven el encuentro. «Ella le juró que le daría un regalito. En el lugar lo acribillaron», informó la Policía.

De los presuntos asesinos ni de la responsable de la emboscada se conoció hasta el pasado miércoles a las 11.30 de la noche cuando los compinches del expram arribaron en la casa 54-71 del barrio Leonardo Ruiz Pineda, parroquia Coquivacoa del municipio Maracaibo.

Violencia

Aún en shock Mariela Guerrero, madre de las víctimas, recordó, en el frente de su casa, cómo los sicarios le arrebataron a tres de sus seis hijos. Heriberto y Michael pasaron el día en el barrio Chino Julio, reparaban el motor de una motocicleta; llegaron en la noche, tomaron un baño, cenaron y luego se fueron a dormir.

«Un Toyota Corolla vinotinto, un Aveo dorado y otro vehículo no identificado se detuvieron en el frente de la vivienda, unos sujetos desembarcaron con la cara cubierta, tomaron un tubo para forzar la reja mientras vociferaban: ‘Somos la PTJ, ábrenos, maldita vieja'».

Al sentir el estrépito y los gritos, los hijos de Mariela acompañados de Lubén Darío Morán Vílchez (36), pareja de Mariolys, salieron de las habitaciones para saber qué sucedía; en ese momento los delincuentes estaban violando la puerta de la casa. Entraron y les exigieron que se tiraran en el suelo boca abajo. A la madre de los jóvenes la amarraron y le taparon la boca.

Sin piedad

A Mariolys Piñango le ordenaron que se quedara en una de las habitaciones con los seis niños, no accedió. Ante la negativa, uno de los delincuentes la agarró por el cabello y la arrastró hasta la puerta. Aún sujetándola de la cabellera dio media vuelta, apuntó a Heriberto y Michael directo en la cabeza y disparó en reiteradas oportunidades. Se acercó y le asestó otros balazos en la espalda, detalló su madre.

Mariela desamarró sus ataduras, corrió detrás de los sicarios implorándoles que soltaran a su hija, todo resultó inútil, se la llevaron. Los niños lloraban asustados, mientras la sangre de los Piñango y su cuñado cubría el piso.

Los vecinos se acercaron a la casa, escucharon los quejidos de Lubén, lo acostaron en el mueble, mientras se organizaban para cargarlo hasta la avenida El Milagro, donde un conductor los auxilio. Ingresó en el Hospital Coromoto de Maracaibo, su pronóstico es reservado, apuntó su suegra.

Unos 20 minutos después llegó la Policía regional y a la media hora se presentaron los funcionarios de la Policía científica, estos ordenaron el traslado de los cuerpos y se llevaron el tubo con el cual forzaron las puertas y los casquillos de las balas. Hasta ahora investiga el doble homicidio como un ajuste de cuentas. Del ama de casa aún no se tienen pistas.

Terror en el norte

Maribel Milanés, vecina de los Piñango, comentó que hace quince días una camioneta paso cerca de la cañada y lanzó una granada, nadie sabe quién fue. «Es común observar esta clase de situaciones en el barrio Leonardo Ruiz Pineda». También indicó que Heriberto tuvo un problema hace una semana con el «Fresita», uno de los azotes del sector, y este prometió que lo iba a matar. «Al parecer cumplió».

DC/LV

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