De la crisis estructural a la catástrofe, por Golfredo Dávila (@golfredodavila)  

La crisis estructural venezolana es de larga data, pero hoy estamos sufriendo una catástrofe, cuyo único responsable es el actual régimen. Algunos pensarán que es inoficioso abordar este tema en momentos de tanta angustia y convulsión política y social, pero siempre es pertinente, por cuanto debemos tener cuidado de no dejarnos llevar por la emocionalidad del momento, pues se puede perder de vista el complejo entramado de la crisis estructural que padecemos desde que nacimos como República.

 

Muchos de los graves males coyunturales, tienen su raíz en los problemas que arrastramos, seguimos siendo un País dependiente, mono exportador, importador y distribuidor de renta. Claro que no son comparables los males de ahora con los heredados. A la exacerbación del esquema rentista-petrolero, le ha seguido una secuela de graves distorsiones de la economía como; destrucción del aparato productivo nacional y una política cambiaria desquiciada, que alimentó de manera abismal la especulación financiera y la corrupción, y en consecuencia la escasez, el desabastecimiento y la hiperinflación que marchan a una velocidad sin precedentes. Por eso se dice que en el 2017 añoraremos el 2016, para significar la magnitud de la tragedia, solo con el cono monetario y el caso de los billetes de Bs. 20 mil, nos dice que el precio de los productos será de ocho veces el actual.

 

Además, este régimen autoritario y anárquico destruyó las instituciones, secuestró los poderes públicos y aniquiló la Constitución; propició la hambruna y la crisis humanitaria en salud; acentuó la pobreza, la inseguridad, el entreguismo y la violación de los Derechos Humanos. La corrupción se tragó al Estado y este succionó al narcotráfico y parió nuevos males como el pranato, el bachaqueo o comercio especulativo entre pobres. Menjunje que es aderezado con una alta dosis de cinismo, crueldad e irrespeto al pueblo.

 

Pero la ira que ello produce, debe ser administrada, acuérdense que la estrategia oficialista es hundirnos en el camino de la violencia. Además sabemos que nuestra única arma es la organización de toda la sociedad y desde luego su articulación y presión de calle. Pero al mismo tiempo debemos consensuar un programa de cambio, que insistimos, no solo debe abordar la emergencia, sino ir a la raíz y atacar los males estructurales para conducir al País por el sendero del desarrollo.

 

Mientras eso no ocurra, la crisis se acentuará, hagamos un recorrido ligero para razonar lo expresado; en nuestra infancia nuestros abuelos decían “nada es como en el pasado”; en la década de los 90 del siglo XX, escuchamos “nunca habíamos tenido una crisis como la actual”; hoy infinidad de personas dicen que uno de los errores graves cometidos por la oposición venezolana, fue la abstención en el proceso electoral de 2005, pero esas mismas personas esgrimían para aquel momento, que sería una locura participar. Es decir, todo cambia y las posturas o análisis de las personas varían con el tiempo, por ello la importancia del análisis integral del proceso histórico.

 

En política se aprende de los errores del pasado y del presente, así que no se trata de añoranzas de lo que fuimos, sabemos que la coyuntura exige salir de este oscuro presente, pero tampoco hay que regresar a los errores del pasado. El 2017 estará lleno de conflictos, pero ello no basta para salir del régimen, se requiere mucha firmeza y no sucumbir en medio del caos. La sociedad como un todo debe unirse en torno a una estrategia victoriosa.

 

DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila

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