Gobierno de mala fe, por Jesús Rangel Rachadell (@rangelrachadell)

No tenemos cañones, no tenemos jueces; solo gente e ideas, y con eso podemos hacer mucho, ya que la violencia no es opción.

La lucha de guerrillas de los 60 demostró que la vía para salir de un gobierno no era esa, sino que significó la muerte de muchos jóvenes convencidos de la posibilidad de derrocar al gobierno, que en aquellos tiempos era democrático; embelesados con la dictadura cubana que logró tumbar el gobierno.Repetiresa épica fue una ilusión, se enfrentaron a un gobierno dispuesto a defenderse; y, para colmo, sin apoyo popular.

El que aspire a que los militares le hagan el mandado se arriesga a que el próximo golpista quiera quedarse con el coroto, y nada asegura que se convierta en una hermanita de la caridad mejor que los que tenemos.

Al eliminar la posibilidad del referéndum revocatorio y diferir –inconstitucionalmente- las elecciones de gobernadores no se cubren las apariencias de una democracia, tenemos una farsa sin careta. Lamentablemente, un proceso electoral no está a la vista, y la expectativa de repetir las elecciones en el estado Amazonas nos regresa a diciembre de 2015, cuando ganamos las elecciones en ese estado, es decir, no habremos avanzado nada, a menos que se respeten los resultados, que el TSJ se deje de trampas y deje de sabotear a la Asamblea Nacional.

Olvídense que la OEA, Trump o la ONU nos va a hacer el mandado, ninguna sanción económica se toma de un día para otro, y menos cuando los principales actores son socios comerciales.Nadiese imagina a los países del Caribe votando en contra de la mano que les da de comer, sin importar que el petróleo sea barato, ya que puede volver a subir de precio y tengan que mendigar de nuevo por unos barriles.

Sabemos que una marcha no tumba gobiernos, pero ayuda. Recordemos que en el 2002 los militares se negaron a reprimir una marcha a Miraflores, y fue el desconocimiento de la autoridad del presidente lo que llevó a su pérdida de control de la situación, no le obedecieron los mandos militares y quedó en riesgo su integridad personal.Tiene que existir un grupo de resistencia que salga a marchar, que movilice la opinión pública, para que genere las condiciones del cambio.

Aunque el diálogo es necesario, eso no significa que tengamos que confiar en el gobierno, que supongamos que van a cumplir su palabra; podemos conversar y hacer travesuras.

Lo primero que ha quedado al descubierto con los recientes acuerdos es que la oposición y el gobierno no son iguales, no están en el mismo nivel, gozan de poderes diferentes. Los resultados de estas negociaciones no muestran las concesiones recíprocas que las partes se deberían estar otorgando; es más, pareciera que la oposición se convierte de alguna manera en socio del gobierno al tratar de resolver algunos de los problemas que le competen solamente al gobierno, tal y como son la comida y las medicinas.

Todos esperamos que disminuya la represión. Sin embargo, eso no solo no lo está haciendo el gobierno, sino que es una de sus principales herramientas de dominación, la cual no abandonará por todas las ventajas que tiene, entre ellas la impunidad del propio gobierno.

Maduro habla de paz, sin explicarcuál es la que propone, aunque creo que se refiere a la pax romana, esa que era consecuencia de la total sumisión de las ciudades conquistadas y de los habitantes, los cuales pagaban con la vida cualquier rebelión.

Recordemos que este gobierno no es legítimo, en el entendido que no cumple con sus obligaciones con el pueblo, no garantiza la alimentación, la salud ni la seguridad personal. Yo creo que ha llegado el momento de empezar a desobedecer, no a las leyes, a la imposición del gobierno.Vivimosuna anarquía –las innumerables muertes son consecuencia de la ausencia del Estado-, así que no hablo de desaparecer al gobierno, pero sí de hacer manifestaciones de rechazo a las imposiciones; por ejemplo, hay que negarse a pagar la corrupción, desde la del soldadito o el policía en la alcabala móvil hasta salir a la calle de nuevo para pedir el referéndum revocatorio. Una tontería como eliminar el color rojo de nuestra vestimenta es otra señal de rechazo al partido de la dictadura.

Hay que identificar a los funcionarios que están actuando mal, a los colaboradores del gobierno (algunos partidos que eran de oposición han sido controlados por el gobierno a través del TSJ), a los que hacen negocios como enchufados, a todos esos hay que empezar a pedirles cuentas de su proceder; y por favor, dejen de invitarlos a las reuniones y fiestas, ya está bueno de halagar a los colaboracionistas, tienen que sentir nuestro rechazo.

Recuerde, todo, absolutamente todo lo que hace el gobierno es de mala fe, es para permanecer indefinidamente en el poder, mal administrar los recursos públicos y seguirle molestando la vida.

 

DC / Jesús Rangel Rachadell / Abogado – Profesor / @rangelrachadell

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