Cristina de Kirchner deja plantado al juez para no dejar sus huellas dactilares

Cristina Fernández está dispuesta a agotar hasta el último adarme de la paciencia del juez federal, Claudio Bonadío. La ex presidenta argentina, procesada por la venta de dólares por debajo del precio del mercado, en la recta final de su gestión, no acudió a la citación judicial del magistrado en Buenos Aires. En su lugar, se presentó en los tribunales de Río Gallegos, capital de la provincia patagónica de Santa Cruz, donde pidió que se anulara el trámite de Bonadío y la convocaran el 1 de diciembre para dejar impresas, en esas dependencias, sus huellas dactilares y no en la capital argentina como le exige el magistrado.

La viuda de Néstor Kirchner debería haber acudido a las once de la mañana hora local al juzgado de Bonadío a «tocar el pianito», según expresión popular. El juez la intimó a hacerlo bajo amenaza de «apercibimiento» pero la ex presidenta hizo caso omiso y optó por un atajo de dudosa legalidad al presentarse en la Cámara Federal de Río Gallegos con la esperanza de salirse con la suya.

Fernández permaneció allí, en un territorio gobernado por su cuñada Alicia Kirchner, apenas cinco minutos. Ahora es cuestión de tiempo saber si la jugada le ha dado resultado o Bonadío considera insuficiente ese paso. En este caso el juez podría volver a citarla (le había denegado dos aplazamientos) o disponer su detención por la fuerza pública.

«Sería un secuestro»
Carlos Beraldi, abogado de la procesada, considero que, de producirse un arresto, se trataría, practicamente, de un secuestro: «Concretamente, -dejó por escrito en el juzgado- si el juez, sin causa legal ni riesgo procesal alguno, ordenara traer a mi representada por la fuerza pública, habrá de consumar una privación ilegal calificada, circunstancia que desde ya dejo debidamente asentada». Máximo Kirchner, se refirió al caso de su madre en radio 10: «Cristina ha demostrado, al revés de muchos dirigentes, que las presiones sobre ella no la llaman al silencio ni a desistir de las cosas que piensa».

El pasado mes de agosto la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, tampoco acudió a la citación de un juez federal que la investiga por administración fraudulenta en la construcción de viviendas de protección oficial a cargo de Sueños Compartidos, la fundación que también dirige. El magistrado la declaró en rebeldía y ordenó su detención pero ésta nunca se concretó. Bonafini, con una remolino de cámaras a su alrededor se dio a la fuga. La intervención de sus abogados logró que el magistrado levantará la orden de arresto y accediera, finalmente, a tomarle declaración en su oficina.

DC|ABC

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