Régimen de fuerza y presupuesto, por Luis Barragán (@LuisBarraganJ) 

Por distintas circunstancias, pocos venezolanos no saben de las largas colas para acceder a algún insumo básico. Además del riesgo que impone el hampa, cualquiera que las haya hecho puede dar testimonio de las  cambiantes reglas impuestas para la vital obtención que incluye el direccionamiento de personas que no están revestidas de autoridad pública alguna, pero deciden de hecho en torno a las condiciones y requisitos. 
 
Por lo general, esas personas pertenecen  o dicen pertenecer a los llamados colectivos que, armados, pueden agredir y agreden impunemente a quien balbucea naturalmente su inconformidad o descontento. Incluso, pueden vetar y vetan al sospechoso, gracias a un antojo que resulta inapelable para la víctima. 
 
Es en las colas nutridas de desnutridos, donde realmente nos sentimos en la intimidad de un régimen de fuerza, bajo el arbitrio de un Estado que ya no lo es, pero se impone lo sobreviviente por la violencia que ejerce directa o indirectamente. Intimidad de todas nuestras escaseces, completamente mudos e indefensos, a la espera de lo poco que se pueda obtener con una resignación que varias veces traicionamos, escenificando hechos algo más que desagradables, pues, la rebelión cívica es la única respuesta. 
 
Y desde estas colas, decimos entender que, por mucho que  lo ordene expresa e inequívocamente la Constitución de la República, Nicolás Maduro dice que no planteará el proyecto de presupuesto para 2017, dizque porque la Asamblea Nacional no existe. Además de ahorrarse el deber de informar sobre las realidades pavorosas que ha creado,  no ideó mejor pretexto, como nunca antes se había visto, que el desconocimiento del Legislativo a través de un burdo decreto que corona la ilegalidad presupuestaria que hemos conocido por más de década y media. 
 
Sencillamente, al incumplir el procedimiento pautado en la Constitución de la República y en la misma Ley Orgánica que rige la materia, como en las colas referidas, el gobierno se ubica en un vulgar ámbito de la fuerza, aunque no podrá impedir la reconducción por más malabarismo que haga. Por supuesto, malabarismo que bañará de invalidez todo lo que haga, diferente a lo dispuesto en el ordenamiento jurídico, agravando dolosamente las calamidades: hará completamente nulo todo compromiso adquirido de no pasar por la Asamblea Nacional. 
 
DC / Luis Barragán / Diputado AN / @LuisBarraganJ

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