Poder solitario, por Jesús Castillo Molleda (@castillomolleda)

El espiral del miedo que se había propagado desde Abril del 2002 por parte de los voceros e instituciones aliadas al gobierno nacional representado en “el Chavismo” quedó derrotada el pasado 1 de septiembre de 2016, cuando la sociedad civil salió masivamente y por libre voluntad a expresar su descontento con el gobierno nacional en la llamada “Toma de Caracas” sin importar las presiones ante posibles acciones de colectivos armados, fuerzas de represión, despidos o suspensiones de los CLAP (Comité Locales de Abastecimiento y Producción), becas.

Por su parte, el mismo día, los aliados al gobierno también salieron a expresar las razones para justificar que el Presidente Maduro debe continuar. Sin embargo, contrario a los rumores y comentarios que durante los últimos 15 años imperaron, al encontrarse con grupos manifestantes adversos se mostraron pacíficos; y es que, en muchas calles de Caracas se observó cómo oficialistas y opositores se dieron la mano, conversaron, en una calma, muy lejos de los discursos radicales que los voceros políticos expresan a cada momento. Por lo que se puede asegurar que la sociedad civil respondió y envió un claro mensaje al gobierno nacional “o cambia o los intentos para cambiarlos seguirán creciendo”.

Las demostraciones de fuerza dejaron entrever que el oficialismo ya no es la “marea” que fue, que no tiene igual poder de convocatoria ni de convencimiento en las masas. Una realidad que se voltea, convirtiéndose en los “escuálidos” que tildaban a la oposición. Queda claro que ante los eventos ocurridos en el último trimestre el poder nacional se ve solitario, solo quienes tienen altos cargos ejecutivos y públicos son los que acompañan las alocuciones del presidente Maduro con claras señales de desacuerdo.

Mantenerse en el poder es sumamente complejo, y más aún luego de 15 años gobernando con más de 50% de aceptación popular, pero como era de esperarse en el momento del declive  natural se debían establecer estrategias para mantenerse en el poder consolidando fuerzas y buscando nuevas alianzas. Pero, no se estudiaron estas opciones, y sumado a ello, no se contaba con la caída de los precios del petróleo, la muerte del Presidente Chávez, la apetencia de poder de todos los actores políticos del oficialismo, las pugnas internas y divisiones que fragmentaron el oficialismo.

Sin embargo, y a pesar de todas las fuerzas adversas Maduro en el 2013 se convierte en Presidente bajo un entorno altamente conflictivo, desde lo social hasta el quizás más fuerte, el económico. Todo ello marca el camino que debía transitar, con una oposición que empezaba a consolidar fuerzas y a unificarse haciendo presión a su gobierno. Y, el 06 de Diciembre de 2015 la oposición sobrepasa todas las expectativas logrando mayoría en la Asamblea Nacional con un duro golpe electoral a las fuerzas oficialista. En este escenario devastador, parece ilógico que el oficialismo no se uniera para generar acciones que contrarrestaran la crisis y atendieran las necesidades expresas de los ciudadanos. Aunado a ello, parece irracional que las gobernaciones, alcaldías en manos de oficialistas tampoco generen cambios. Porque si bien es cierto, que el problema económico y de desabastecimiento es nacional, también es cierto que este entorno arropa los liderazgos regionales y municipales, endosándoles el fracaso nacional, sin posibilidad alguna de repetir o ganar elecciones, dado a que los ciudadanos en más del 76% han manifestado su intención de voto en contra del gobierno. Estar en el poder y no contar con suficiente autoridad para gobernar ni delinear las acciones a seguir para afrontar las adversidades y crisis en las políticas de un país es un indicador de ineficiencia, carencia de liderazgo y poco trabajo en equipo, como lo dijo J. Newton “La gente está sola porque construye muros en lugar de puentes”.

DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Profesor Universitario, Politólogo, Emprendedor, Locutor /  articulosjesuscastillo@gmail.com / @castillomolleda