Pasó el 1S ¿y ahora qué? Por Ana Osorio (@osorioanamaria)

Las falsas promesas y realidades soportan al gobierno venezolano frente a una oposición que se diluye en fragmentos partidistas e ideológicos con liderazgos que se contraponen en visiones y formas de hacer política, distintas. El encuentro de las fuerzas se concentró el primero de septiembre (1S), ante la espera de discursos así como de movimientos sociales y políticos que definirían el destino del país en los próximos días. Sin embargo, nada cambió en el discurso, excepto en el hecho social, donde la oposición retomó la manifestación de fuerza y voluntades con respaldo de los ciudadanos frente a la represión del gobierno.

Dos discursos, dos modelos antagónicos, y dos caras visibles. Una representada en el sentimiento “Chavista”, que se abocó desde días atrás a repetir las alocuciones del expresidente Chávez, resaltando la actuación de los medios de comunicación como IV poder en “poner y quitar gobiernos”, y que eso no se permitiría más en el país (sustentado en el Aló presidente N° 101, del 07 de Abril de 2002  y discursos de los días siguientes), con amenazas de agresión, bombas lacrimógenas e incluso privativa de libertada quienes intentaran irrumpir la paz de un país. Lo cual hizo efecto en los directores editoriales de los medios de comunicación, principalmente en las operadoras de radiodifusión (canales de televisión), quienes aplicaron la autocensura al transmitir en vivo (como si fuera cadena de televisión nacional) la manifestación de la Avenida Bolívar en respaldo del Presidente Maduro, quien mantuvo un discurso de agresión y menosprecio frente a la oposición, y con mayor ahínco al presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup, lo cual demostró entre líneas que las acciones no cambiarán que todo el oficialismo se radicalizará más y será más agresivo, dado a que demuestran un cerco por los adversarios. A la par, los principales voceros del gobierno, y las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), repetían a los ciudadanos que de respaldar a la oposición perderían sus becas, puestos de trabajo, bolsas de alimentos (Comités Locales de Abastecimiento y Producción [CLAP]); cuyo discurso no caló en la sociedad que durante años estuvo sumisa y reprimida ante el chantaje político de un gobierno con recursos económicos que se aprovechaba de las necesidades más sentidas de los ciudadanos; y no presentó las gestiones que harán para solventar la crisis que impera en el país.

Por otra parte, estaba la oposición que figuraba en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la cual se apoderó del descontento de los ciudadanos ante un gobierno ineficiente, escasez, inflación, inseguridad, que generó la “crisis”. Por lo cual, en la demostración de fuerza y adeptos sobrepasó las expectativas y ganó legitimidad. Pero, el discurso se diluía entre los voceros, sin propuestas claras, más que un cronograma de eventos sucesivos como mecanismo de presión al Gobierno, lo cual hizo del cierre de la “Toma de Caracas” vacío, dejando a la imaginación ¿cuál es la promesa de la MUD?, sin vender nada a los ciudadanos, quienes serán los que decidan en próximos comicios (sean elecciones regionales, referéndum u otros) quien será el que ostente el poder. Pues no presentaron ni siquiera una frase de campaña, un jingle o canción, un spot publicitario, y evidentemente carecieron de toda promoción política. Y en este particular, debo hacer un inciso y recordarles que está en juego no solo la posibilidad de una vacante a la presidencia de la República sino de 23 Gobernaciones, que aunque en este momento el voto en contra puede favorecer a la oposición, el juego político se puede entrecruzar en un viraje que marque el destino democrático del país, las oportunidades no pueden dejarse pasar. La “Toma de Caracas” estaba en la mira de los ciudadanos, medios internacionales así como países, por lo cual de haber presentado al menos un spot que prometiera esperanza se hubiese posicionado en minutos y se hubiese hecho viral, pero eso no pasó. Sin embargo, en posterior los propios ciudadanos posicionaron cacerolazos al Presidente.

El ciudadano necesita en qué creer, necesita una alternativa y miles de respuesta, y de no hacerse visibles en los sectores políticos puede generar acciones por sí mismo, lo cual desplaza la función del partido político como agente vinculante entre la sociedad y el Estado. En este aspecto, se debe establecer una propuesta comunicacional que defina el proyecto de país que se ofrece, dado a que ningún producto puede venderse si ni siquiera se muestra en el anaquel, es decir, si no se presenta como una opción.

 

DC / Lcda. Ana Osorio / Comunicadora Social, Publicista y Marketing Político / osoriooanamaria@gmail.com / @marketingpolitico.amo @osorioanamaria

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