La  delación del poder, por Luis Barragán (@LuisBarraganJ)

Convengamos, por pequeña o grande que sea la cuota, el poder inevitablemente delata a quienes lo ejercen. Tarde o temprano, se sabrá de la propia condición humana y de todo el equipaje que lleva en mano el poderoso.

Parece fácil sucumbir a los encantos del poder, pues, la adulación abona al auto-engaño. Portero de un despacho ministerial o ministro mismo,  Maître o dueño del restauant, también con frecuencia suelen olvidar la influencia que tienen, incluso, más allá de sus específicas responsabilidades.

Un cleptómano con poder, probablemente seguirá siéndolo perfeccionando el hábito.  Una persona caritativa, hallará otras modalidades de solidaridad.

Lo decisivo es la convicción ética y moral que caracterice a todo aquél que lo ostente y sobreviva al abandono mismo del poder. De citar un par de ejemplos, Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns entraron y salieron de Miraflores, preservando intacto su núcleo familiar y estilo de vida.

Y por más que les provocase, jamás propinaron una pública y abierta mentada de madre a sus adversarios o a un específico adversario, pues, algo sencillo, no estuvo en la condición humana de uno u otro, ni en el equipaje disponible.

DC / Luis Barragán / Diputado AN / @LuisBarraganJ

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