Juan Ramón Quintana, por Luis Acosta

No conocemos al ministro de la Presidencia de la República de Bolivia, Sr. Juan Quintana. Lo vimos y oímos la entrevista que le realizó el periodista venezolano Ernesto Villegas. Le hicieron ocho preguntas y en todas las repuestas se invocaba al gobierno gringo por impostor, ladrón, intervencionista, invasor y otras acusaciones. Ambos se reían de su hazaña, pero ninguno se hacía estas consideraciones. Veamos.

Los Estados Unidos tienen el sistema vial más extenso del mundo. Cubre totalmente su superficie sobre los 10 millones de kilómetros cuadrados que posee sea ganados, comprados, donados y/o guerreados. Cualquier ciudadano puede salir por la ruta de la Carretera 1 y regresar al mismo sitio por la vía del territorio opuesto. Han formado y logrado la Judicatura Judicial y Legal más antigua –en cuanto a sus jueces- de parte alguna del mundo, sin mover la Constitución. Así mismo, ha organizado el material bélico más poderoso y disciplinado que se conoce. Con sistemas robóticos, nuclear, de hidrógeno y tecnológico que ha garantizado la tranquilidad de todos. Por otra parte, tiene uno de los sistemas más avanzados en la estructura media y social, alimentaria, de repartición y la más pura y social distribución de productos perecederos y duraderos para mantener su población desde Hawái hasta Alaska. Su nivel de vida promedio se escapa de 85 años y su tasa de desempleo es del 4.9% de la población activa.

Cuenta ese país con las urbanizaciones y servicios mejores dotados y de mayor cobertura y desarrollo de las naciones conocidas, por ejemplo, Rusia. Tiene diseños de construcción e insumos iguales para ganar tiempo y espacio y su belleza y modernización atraen a la vista. Sus carreteras de miles de millas pavimentadas y en óptimas condiciones para un uso prolongado; sus puertos sofisticados y modernizados que país alguno ofrezca  y su sistema de ferrocarriles no es el más moderno pero funciona a cabalidad para su uso mayormente comercial. Aun así, se pueden presentar catástrofes como New Orleans y California. Pero igual ha acumulado un país de crecimiento continuo y sostenido de 350 millones de personas, entre ellos, cientos de premios nobeles en todas las expresiones de inventiva, academia y literatura, es decir, en todas las artes de la sabiduría humana. Además, 150 millones de hombres y mujeres flotantes de todas partes de la tierra conocida que dejan millones de dólares para una de las economías más versátiles, confiables y ahorrista que existen, incluyendo sus errores. Todos estos flotantes quieren vivir en el país de los gringos.

Definitivamente no! Este éxito se ha logrado gracias a una producción de mercancías de calidad en maquinarias, insumos, industriosos productos destinados a mantener sus habitantes y producir excedentes que se distribuyen y venden en el mundo sajón y latino, provenientes de industrias que parecen estar dentro de las ciudades. Importa, entonces, saber cómo lo han logrado porque tal magnitud y tamaño en una obra monumental, espectaculares y digna de empezar a seguirla, no se ha podido construir y realizar con solo robar, vender y revender materia prima cara que los productores latinos no utilizaron o no supieron manejar en  sus predios. En efecto ¡no! Hubo de haber un ejército de hombres hábiles, creadores e impulsores como Jeferson, Madison, Adams, Franklin y Washington; luchadores incansables como Lincoln y sus esclavos, revolucionarios como Adam Smith y políticos como Roosevelt, Truman, Eisenhower, Monroe, Wilson, Grant, Kennedy y Obama, tanto viejos como nuevos, todos con una gran cultura política y democrática.

Invitamos entonces al ministro Quintana a regresar a los Estados Unidos, donde él se formó, y se lleve en compañía y estudio al Presidente Evo para que aprenda a vivir en democracia y en alternancia y no siga creyendo que el sólo es el que sabe y que los gringos tienen la culpa de todos nuestros males.

Debemos recordar que con el Plan Marshall se reconstruyó Europa con 20.000 millones de dólares. En Venezuela se han gastado y/o regalado la bicoca de  Un Millón de Millones de dólares en 17 años y hoy solo se ven en el país problemas, procesos y necesidades.

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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