Diálogo con protesta, por Alfonso Hernández Ortíz (@AlfonsoZulia)

El diálogo ha sido un instrumento o herramienta para la paz, utilizado por líderes mundiales en diversos contextos, partiendo del principio que todos los conflictos políticos son distintos, pero se solucionan por la misma vía, a través del diálogo incluyente y participativo, por medio de la voluntad política, la confianza y el compromiso entre las partes puede lograrse el entendimiento y alcanzar acuerdos y negociaciones que sean de beneficio para todos.

Ciertamente, para iniciar un proceso de diálogo hace falta mucha confianza, para poder superar las posiciones encontradas, resentimientos, criterios distintos, revanchismo, entre otros factores que pudieran influir negativamente en su desarrollo, sin embargo si sobre esos elementos existe el interés de lograr acuerdos y se presenta una agenda transparente, con interlocutores dispuestos a trabajar bajo la base de resolución de conflictos, fundamentados en la confianza entre las partes, se podrá  avanzar hacia el futuro y asegurar la posibilidad de seguir adelante y evitar el riesgo de graves retrocesos.

Desde nuestro punto de vista, el proceso de diálogo en Venezuela, está estancando ya que principalmente entre los interlocutores no hay confianza y carecen de criterios que les permitan llegar a una agenda de negociación; contradictoriamente, la herramienta del diálogo ha distanciado a los involucrados, desestimando de entrada la posibilidad de lograr acuerdos que puedan favorecer a las instituciones democráticas y alcanzar la reconciliación nacional.

Desde la acera de la oposición, aun no hay un criterio unificado en relación al diálogo, los radicales consideran que el diálogo es una herramienta para enfriar el revocatorio, los moderados creen que a través del diálogo se pueden lograr acuerdos posibles para que el revocatorio sea este año 2016 y los escépticos extremistas plantean que con el gobierno no hay nada que dialogar. Desde el oficialismo en una sola voz consideran que el diálogo nunca será ni pacto, ni concertación, sino el establecimiento de unas normas mínimas de coexistencia política, vital para garantizar la paz, impedir acciones golpistas  y evitar la violencia.

En tal sentido, las posibilidades del diálogo en Venezuela seguirán frustradas, mientras las posiciones antagónicas no logren acuerdos mínimos y objetivos para sentarse a dialogar, sin embargo aunque el acuerdo manifiesto por los jefes de la MUD ha sido principalmente la realización del referéndum en el 2016, el mismo podría ser fracturado por algunos de sus aliados, ante la agenda electoral que presente el oficialismo para realizar elecciones regionales este año, la posibilidad de que liberen a figuras importantes de la oposición y los pactos políticos que podrían fraguarse bajo la mesa de intereses económicos y de poder propios de la política tradicional.

Ante este escenario, la ciudadanía queda al margen de las negociaciones exclusivas de la clase política venezolana, quienes hasta la fecha han impuesto sus criterios histriónicos de permanencia y el deseo del poder sobre el interés nacional, por lo tanto la única arma con la que cuenta el pueblo es el uso de la razón y la protesta, llega el momento que los nuevos liderazgos irrumpan ante la modorra de una clase política demagoga que ha incumplido con las promesas realizadas durante su campaña electoral y que desde el Parlamento ha sido caricaturizada por una elite de políticos y militares que deambulan y agonizan en una tiranía democrática.

El desafío de la ciudadanía, será vencer la frustración y la desesperanza, ante objetivos sin estrategias con marchas y cacerolazos que solo han servido de catarsis nacional, hará falta mucha imaginación y deseos de lucha para lograr lo que algunos consideran imposible y que solo se alcanza a través de la protesta y manifestaciones democráticas lideradas por estudiantes, trabajadores, movimientos sociales y un pueblo indignado, cansado del engaño, la mentira y la manipulación de dirigentes corroídos que ostentan el monopolio del poder y de la política.

 

Finalmente, si el pueblo verdaderamente quiere referéndum revocatorio este año, tendrá que bregar y salir a exigirlo, a través de una lucha sin cuartel, pacifica e inteligente, tendrá que activar el principio fundamental de la democracia, “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo”, tendrá que activar la protesta, proclamarse y exigir sus derechos, mientras otros intentan el diálogo.

 

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo – Abogado / @AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com

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