Con marchas no se marcha, por Jesús Castillo Molleda (@castillomolleda)

Desde la llegada del presidente Chávez al poder en el año 1998, los partidos políticos y grupos opositores adoptaron como uno de los mecanismos de protestas las “marchas” el 11 abril de 2002 logaron congregar a miles de ciudadanos solicitando la renuncia presidencial, y desde ese entonces las marchas se han expandido por todo el país para celebrar fechas históricas o para solicitar mejoras en la calidad de vida.  El pasado 1 de septiembre de 2016 los grupos que adversan al presidente Maduro lograron congregar a una multitud tan grande como la del 11 de abril de 2002 en Caracas, dejando claro que sobran motivos para que los ciudadanos sientan ganas por lograr que el gobierno acepte medirse en un referéndum revocatorio, en unas elecciones a gobernadores o renuncie.

Las marchas deben ser convocadas con mensajes alentadores que permita conectar a la mayoría de los ciudadanos a participar, para que la motivación continúe deben darse “logros”, debido a que si se sigue marchando sin que nada mejore los marchantes pueden sentirse frustrados y abandonar la calle, a pesar de que pueden seguir molestos con el presidente. El gobierno ha mostrado un gran despliegue de cuerpos de seguridad por donde las marchas se desarrollan, por lo que, en caso de que las mismas decidan actuar no pacíficamente, la capacidad de repuesta de las brigadas anti motines sea de inmediato logrando así evitar alteraciones del orden público, lo que demuestra que en Venezuela llega más rápido una brigada de orden público a una manifestación que una ambulancia a un accidente, mostrando así que el ejecutivo nacional se encuentra muy alerta a las amenazas de derrocamiento por explosiones sociales o grandes grupos descontrolados.

Los radicales que están a favor del gobierno nacional y los que están en contra sueñan con una guerra civil o choques de grupo como lo ocurrido en abril de 2002 y febrero de 2014, pero estos eventos demostraron que el 83% de la población rechaza la violencia. Los voceros políticos de la M.U.D y del oficialismo se comportan muchas veces como unos bravucones, en donde los insultos resaltan y muchas veces dañan esfuerzos de unidad, como lo ocurrido en los últimos días entre lo expresado por la líder de Vente Venezuela María Corina Machado, Henrique Capriles, sobre las conversaciones iniciadas entre representantes del gobierno y la M.U.D., las cuales han sido satanizadas públicamente por diferentes voceros, lo que evidencia que la clase política venezolana carece de visión estratégica y táctica en el manejo de conflictos en donde reunirse y conversar con adversarios es una práctica valida e inteligente en momentos de profunda crisis como la que se vive en Venezuela.

Sin duda no es lo mismo ser espectador que actor, un fanático en un juego de béisbol desde la tribuna grita a los jugadores y es capaz de sentenciarlos porque fue ponchado, porque fue sacado “out” en un robo de base, porque toco mal la bola, porque no conectó un hit o un home run, como si fuese sencillo batearle a una pelota que viene a 90 millas por hora, y el fanático es capaz de señalar al manager por sus malas decisiones, solo si ese día el juego se pierde, si en cambio, el juego se gana toda la rabia queda resuelta.

El P.S.U.V. con sus aliados ha logrado ganar tiempo para que los lapsos del referéndum no den para el presente año y sería muy inocente pensar que teniendo todas las instituciones a favor lo permitan, pero el P.S.U.V con el gobierno ha fracasado en lograr rescatar la popularidad del presidente porque mientras ganan tiempo para evitar el referéndum la crisis económica se agudiza y eso no permite rescatar seguidores perdidos y decepcionados, así que tendría mas sentido que rectificaran para disminuir la amenaza permanente de los ciudadanos molestos que continuar estancados.

Las marchas seguirán presentes, unas con mucha presencia otras con poca, la M.U.D. debería renovar su vocería, incluir nuevos actores, darle dinamismo a la protesta, crear material propagandístico, un jingle, un mensaje, una estrategia que logre algún resultado, existen  demasiadas razones para solicitar al gobierno rectificación, lograr liberación de los presos políticos, lograr las elecciones a gobernador en diciembre de 2016,  si no se logra nada, de seguro los ciudadanos decepcionados pensaran en otros mecanismos de solución, en donde la clase política puede ser excluida. Las marchas hasta este momento no han logrado que se marche el presidente, pero no hacerlas solo permitirá que piense que lo está haciendo bien. Como lo dijo Martin Luther King “La libertad nunca es voluntariamente otorgada por el opresor; debe ser exigida por el que está siendo oprimido”.

 

DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Profesor Universitario, Politólogo, Emprendedor, Locutor / articulosjesuscastillo@gmail.com / @castillomolleda

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