Cómo combatir la ansiedad

De manera general podemos hablar de dos tipologías de ansiedad: la «ansiedad rasgo» y la «ansiedad estado». Cuando se habla de la «ansiedad rasgo» nos referimos a una persona que desde épocas muy tempranas de su vida ha sentido ansiedad. La «ansiedad estado» es porque existe algún acontecimiento que hace que la persona responda de manera ansiosa en momentos puntuales de su vida.

Algunos de los síntomas de la ansiedad son los mareos, la disminución del deseo sexual, el aumento de la tensión muscular, respiración rápida y dificultad para respirar, palpitaciones del corazón, aumento de la presión arterial, entumecimiento, náuseas o diarrea, temblores, dolor en el pecho y sudoración.

La buena noticia es que la ansiedad se puede revertir. Lo más recomendable es acudir a un especialista que nos ayudará a dar con la causa de nuestra ansiedad y nos explicará cómo luchar contra ella sin tener que recurrir a fármacos (en ocasiones sí que será necesario el tratamiento farmacológico). Pero aquí os dejamos una serie de consejos que os ayudarán a reducirla.

Cambia el chip
La persona ansiosa suele ser muy rígida en sus ideas, es perfeccionista y se preocupa demasiado por los acontecimientos venideros. Pensar en el futuro, intentar adelantarse a él sólo genera miedo e incertidumbre, lo que aumenta la ansiedad, pero dejar de tener estos pensamientos supone un esfuerzo enorme ya que supone un cambio de mentalidad total. La vida es impredecible, hay que aprender a disfrutar del camino más que de la meta.

Tómate las cosas con calma
Muchas de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen sin sentarse a la mesa, hacen dos o tres cosas a la vez…el problema de asumir el día a día con prisas estriba en que nuestro cerebro se está retroalimentando constantemente de las señales que le envía nuestro cuerpo;de esta forma, la agitación psicomotora a la cual nos sometemos, le indica al cerebro que estamos apresurados y ansiosos. Así que lo mejor es tomarse las cosas con cierta calma, no queremos confundir a nuestro cerebro para que funcione siempre con ansia.

No dejes tareas pendientes
Cuando enfrentas las tareas en la misma medida en que éstas se te van presentando, estaremos eliminando de nuestra vida la ansiedad que supone tener siempre cosas pendientes.

Controla los movimientos nerviosos
Comerse las uñas, mover las piernas, jugar con un boli…son cosas que hacemos cuando estamos ansiosos. Estas conductas son percibidas por nuestro cerebro y sólo contribuyen a aumentar la ansiedad. Es importante estar atento a su aparición y pararlas de forma consciente.

Dí «no»
En muchas ocasiones no sabemos decir que no y asumimos obligaciones, roles y tareas que no sabemos cómo afrontar. Si además tienes ansiedad de rango, es fundamental que aprendas a priorizar y jerarquizar. En este sentido hay que saber discernir lo que es importante y merece la pena y lo que no.

Tiempo para ti.
No tener tiempo para uno mismo es una fuente más de frustración para una persona que padece ansiedad, y está relacionada con el hecho de no saber decir que «no». Busca una hora al día para ti, para hacer algo que te relaje, te agrade y lo disfrutes ya sea solo o en compañía, pero elige y difruta.

Aprende técnicas de relajación
En ciertas ocasiones las estrategias anteriormente descritas, junto con la terapia psicológica no bastan para combatir la ansiedad porque ésta se ha instaurado muy profundamente en nuestra personalidad. En estos casos necesitaremos también combinar practicar deportes como yoga o el pilates. Una técnica muy recomendada para pacientes con ansiedad es la Relajación Progresiva de Jacobson.

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