Henri Falcón, por Luis Acosta

Henri Falcón ha resultado un magnifico gobernador para el Estado Lara. Por un lado, es un gran trabajador y, en adición, baja y sube los estratos sociales sin dificultad. Es agradable y, por esto, tiene excelente poder de convocatoria. Pero, a Henri le cuesta mucho cambiar de mensaje. Es muy repetitivo y, aunque sano, muchas veces no luce armónico porque no actualiza la dinámica situacional.

En efecto, desde hace un año o más, Falcón habla de la necesidad de un gobierno de unidad nacional, mas en los mismos programas de televisión, se abroga el estar identificado con el Referendo Revocatorio porque así se  persigue por derecho en la Constitución.

Analizando el asunto y otras similitudes de diálogos, que dicen emular a los presidentes Santos y Obama, de verdad a Santos le fue viable el acuerdo con la FARC, sencillamente porque las dos partes querían resolver el problema y, al verlo de iguales,  las proposiciones cuadraron  y la tesis del arreglo funcionó felizmente. Lo demás, se logro por conveniencias, cansancio y añadiduras. El gobierno se colmó de las guerrillas y los guerrilleros se animaron a regresar a la ciudad y participar en las elecciones nacionales. Por otra parte, hubo colaboraciones espontaneas en todos los niveles internos y externos de Colombia.

Algo parecido sucedió con Obama y los Castro. El Presidente americano se desanimó por los años sin logros entre los cubanos naturales y los “musius” cubanos. Así, las familias ya no resistían tanto alejamiento y el país político se dio cuenta que 50 años perdidos para el gobierno norteamericano, el más importante del mundo, era mucho tiempo para mantener tan mezquinos resultados y por aquello de que “el que tiene más, tiene que dar más”. En este sentido, el intelectual Barac Obama así lo entendió y lo compró, ayudado por el Papa Francisco.

Le anotamos al amigo Henri Falcón que el caso de Venezuela es distinto. A la MUD solo le conviene el seguir el encargo del pueblo el cual fue el conquistar el poder por la vía legal, democrática y constitucional. Por su parte, al gobierno solo le interesa el mantenerse en el poder, sobre todo a sabiendas que no pierde solo el mando si no, también, un país. Entonces, nadie cede porque los intereses están encontrados; luego, no hay arreglo y, por lo tanto, hay que presionar por los métodos que la carta magna permite para provocar unas elecciones anticipadas parciales o generales; o una renuncia, o un acuerdo político importante donde los riesgos de la oposición, que ha sido el último ganador, sean menores.

Pero el compromiso de un gobierno de tinte nacional tiene que ser “a posteriori” porque un gobierno de la MUD tiene que contener decisiones abiertas y concretas. Por ejemplo: financiamiento inmediato con el FMI; arreglo de la deuda y sus vencimientos; levantamiento del control de cambios en los primeros 100 días de gobierno; invitar al más del millón de venezolanos en el exterior a que regresen al país y la libertad de los presos políticos. Por otra parte, ofrecer a los mejores talentos las carteras principales, incluyendo a  chavistas. Petróleo, Hacienda, Fomento, Trabajo, Banco Central e Industrias Básicas. También discutir con el foro de la Judicatura la actuación del TSJ y la relación con los otros poderes, incluyendo el CNE, para convocar a nuevos directores sin caer en adivinanzas, caprichos, falsos ídolos o torpezas.

Luego, Henri tiene que definir sus conceptos y la propuesta en las decisiones y apoyar a la MUD con entera claridad y no bajo la consigna de una acción nacional que –como dijimos- no tiene asidero ni viabilidad.

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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