El amargo destino de un país dulce, sin azúcar. Por Werner Gutiérrez Ferrer (@WernerGutierrez)

El gobierno venezolano celebra esta semana la llegada a nuestros puertos de 30.000 toneladas de azúcar compradas a Guatemala.

 

Si existiese realmente el mínimo respeto y consideración de su parte por el sector cañicultor venezolano, deberían ofrecer disculpas públicas por el daño que se les ha causado en detrimento de sus familias, y viabilizar algún pago compensatorio por las pérdidas económicas que le ocasionaron al dejar entre 1.500.000 a 2.000.000 de toneladas de caña de azúcar sin moler en sus campos por falta de maquinarias, repuestos y por la paralización de siete de los diez centrales azucareros en manos del Estado.

 

Para que dimensionemos el daño patrimonial infringido por el gobierno al agricultor nacional, esto representa entre 120.000 a 160.000 toneladas de azúcar que se perdió en los campos agrícolas venezolanos, sin poder llegar a nuestros hogares. Para quienes disfrutan de sacar las cuentas de la riqueza acumulada en la moneda norteamericana, significando una pérdida para estos agricultores en el orden de 80 a 100 millones de dólares.

 

Estimado lector, cada vez que usted deba pagar entre 1.500 a 2.000 Bs por un kilogramo de azúcar para endulzar su vida, le repito esta  cifra para que la tenga presente, entre 120.000 a 160.000 toneladas de azúcar se perdieron en nuestros campos, esto representaría para cada uno de nosotros de 4.0 a 5.3 kilogramos que en algo nos hubiesen ayudado.

 

Venezuela es una nación que bien puede calificarse como «una de las cinco más dulces de la región», por nuestro elevado consumo per cápita de azúcar. Estamos ubicados entre los primeros diez países con mayor ingesta per cápita de azúcar del mundo, y entre las primeras cinco naciones del continente americano.

 

Durante la última década el consumo de azúcar promedio estimado en Venezuela estuvo ubicado alrededor de 40 kilogramos/habitante/año, incluyendo la de uso industrial (40 %) y de uso doméstico (60%), es decir, el país necesita para satisfacer su demanda interna cada año 1.250.000 toneladas de azúcar

 

Como consecuencia de las medidas desfavorables que el gobierno ha aplicado se ha registrado una importante caída en la producción de caña de azúcar en nuestros campos durante los últimos diez años. En la zafra 2015/2016 solo logramos producir 242.306 toneladas de azúcar según las estimaciones de la Federación Nacional de Asociaciones de Cañicultores (Fesoca), es decir solo estamos produciendo dentro de nuestras fronteras el 20 % del azúcar que necesitamos, cuando hace diez años llegamos a producir casi el 70 % en nuestros suelos.

 

Somos un país acostumbrado a la ingesta de dulces, postres, confites. Hoy este tipo de gustos son inaccesibles para la mayoría de nosotros, lo cual ha llevado a la quiebra o al mínimo la actividad, a diversas empresas y comercios del ramo. A su vez, la escasez y elevado precio del azúcar ha producido un efecto cascada en el consumo de frutas y jugos, perjudicando igualmente a los agricultores dedicados en el país a su producción al ver caer el precio de sus cosechas por merma en la demanda, debido a que los hogares venezolanos evitan su consumo por no disponer del endulzante natural de sus alimentos.

 

Desde el gobierno hoy «hacen fiesta» por la llegada de las 30.000 toneladas del azúcar guatemalteca, en las manos de alguien hoy están jugosas comisiones por la compra, los agricultores de ese país ven llegar a sus hogares la riqueza y la prosperidad. Mientras, en nuestros cañaverales, se escucha el lamento y se respira tristeza ante la desidia oficial que insiste en aplicar un modelo agrícola y económico perverso, que causa la destrucción de nuestra agricultura y la ganadería.

 

En el pueblo venezolano, al observar este circo montado por el gobierno, solo crece la desesperanza y el hambre, saben que esas 30.000 toneladas de azúcar foránea, solo cubren 9 días del consumo nacional, en el caso que no sea desviada a otros lugares, es decir, el viernes de la próxima semana, volveremos a sufrir «el amargo destino de un país dulce, sin azúcar».

 

Yo los invito a mantener la fe y la esperanza en nuestros agricultores,  sector agroindustrial y profesionales del agro. Al cambiar el modelo agrícola – económico actual, comenzaremos una nueva ruta, en 4 a 6 años les garantizaremos que toda la azúcar necesaria en sus hogares llegará, y lo más importante, en su etiqueta dirá producto «hecho en Venezuela». Si se puede!

 

DC / Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer / Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ / @WernerGutierrez 

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