Reenganche Militar, por Gervis Medina (@gervisdmedina)

La ignorancia es gratis, pero no obligatoria; queridos amigos en la actual Venezuela, el militarismo consiste en una política de Estado, en la cual se utiliza a conciencia una institución organizada y equipada para defender y proteger a la comunidad, apoyada en el control monopólico del poder letal de las armas y se le convierte en un instrumento ciego y sordo, dispuesto a agredir a la ciudadanía, para proteger una y otra vez a los amos del poder económico, partidista y político.

La democracia es una utopía, somete al pueblo en nombre de una democracia participativa, que nada más asiste al ciudadano toda vez que hay elecciones. Y los demás se valen de la elección para ejercer una hegemonía de poder, luego que usa el mecanismo del voto. Son los que ejercen este tipo de régimen y los que ahora ocupan los puestos en Venezuela, unos actores que a toda hora salen por televisión portando armas, cual malandro de barrio, por lo demás es un aprovechador de la pantomima que representa para ser cómplices en los actos de corruptelas y robar a la nación en nombre de Simón Bolívar.

En la estructura completamente piramidal del mundo militar, los de arriba mandan y los de abajo obedecen. La mera crítica a las órdenes se considera una falta de disciplina o incluso un delito. De ahí que el mundo militar privilegia la obediencia ciega y puede resultar muy peligroso pensar con la propia cabeza. Cuando la democracia es penetrada por la cultura militarista, languidece, se desdibuja y termina por morir. Para esta cultura, que sólo sabe mandar, hay que acaparar todo el poder, haciendo que el legislativo, el judicial, el moral, y el electoral refrenden por completo lo que ordena el ejecutivo. Los cargos se otorgan a personas incapaces de crítica pues atreverse a proponer la menor objeción, equivale a caer en desgracia y perder el cargo.

El ganar elecciones, sin importar cómo, se considera un aval para seguir haciendo lo que el poder quiera y, de esta forma, la democracia se va transformando en un mero cascarón hueco, sin ciudadanos, o puede llegar a entenderse como la dictadura de la proclamada mayoría sobre la minoría, o en su mayor perversión, la dictadura de unos pocos sobre todos los demás. En esta situación, se utiliza la miseria del pueblo para mantenerse en el poder. No interesa tanto resolver los problemas o acabar con la pobreza, sino mantener el poder, al que se subordina todo lo demás.

Utilizan el nombre del libertador para saquear a la nación que tanto les ha dado; qué más ¿Que quieren los militares de Poder en Venezuela?  Siendo los hijos predilectos y mantenidos a más no poder, ahora resulta que quieren disfrazar su postura, posición moral a prueba ¿Quién será más corrupto entre el militar y un político? Están como los ladrones que se acusan entre sí de quien ha robado más, este régimen que cedió espacio político para dárselo a los militares se han convertido en los filibusteros que acaban con Venezuela. Ahora sin pudor, ni moral, asfixian a la población, pregonando una guerra que solo es posible en su cabeza; esta pantalla les sirve para continuar el desvalijamiento que le hacen al país, que no ha tenido quien le tienda la mano ante el secuestro que se encuentra; es triste veamos como la piccola Venezueia pierde cada minuto parte de sus bienes y servicios.

¿Porqué las zonas fronterizas han sido militarizadas?,  y ni hablar de parques nacionales destruidos en perjuicio de la nación, sin que exista alguno que investigue. El silencio que una vez los apoyó, hoy esta hastiado y quiere gritar, ¡ya basta! No se puede tapar el sol con un dedo, menos la corrupción. Las calles de Venezuela no pueden ser calladas por más tiempo, menos congeladas por algún personero que juega con el hambre de la gente, haciendo negocios o teniendo alguna entradita extra; además hay que señalar a los opositores corruptos que tienen negocios con el régimen.

Recordemos, una vez derrotadas las fuerzas coloniales españolas, la lucha independentista terminó convirtiéndose en una confrontación eminentemente interna, entre una corriente que aspiraba consolidar una gran nación continental, y otra que buscaba una vez eliminada la dominación foránea, establecer para sí misma el control y disfrute de los territorios previamente demarcados durante la colonia.

A la muerte de Bolívar, los militares, que se habían convertido en el sector social más importante, iniciaron el reparto del botín de la guerra, expresado principalmente en forma de grandes extensiones de terrenos de la República, con lo que se dio origen a una nueva gran Oligarquía Militar, que, además de iniciar una feroz lucha fratricida, cuyo capítulo de mayor intensidad sería la Guerra Federal entre 1.859-64, mantendría, salvo por algunas breves interrupciones, su dominio omnipotente, hasta el 23 de enero de 1958, cuando culminaría así, un largo periodo de 148 años de militarismo hegemónico. Cuarenta (40) años después, vuelven los militares a ocupar espacio político con mando de gobierno, eso sí, pasando por la Inspectoría del Trabajo, interponiendo el reenganche, con el respectivo pago de los salarios caídos y aun así exigen prestaciones sociales.

 

DC / Gervis Medina / Abogado-Criminólogo / @gervisdmedina

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