El fantasma de la crisis, por Alfonso Hernández Ortiz (@AlfonsoZulia) 

Si existe un momento de la historia, donde los venezolanos hemos logrado un consenso es que vivimos una “grave crisis”, los últimos estudios de opinión publica de data reciente, que hemos tenido la oportunidad de evaluar para nuestros trabajos de consultoría reflejan, que si las elecciones fueran este mes de julio, más del 80% de los electores votarían por revocar al Presidente Nicolás Maduro, sin embargo paradójicamente más de un 46% cree que este año no habrá referéndum revocatorio.

Otro dato de importancia que muestra el estudio, es que más de un 30% de los encuestados manifiestan no sentirse identificados, con el gobierno, ni la oposición, apareciendo en los grupos focales, las palabras, engaño y demagogia como sinónimo identificador de la misma clase política, de igual forma la exploración arroja que los responsables directos en la toma de decisiones, han sido incapaces tanto de manejar la crisis, como de provocar los cambios que el país exige.

El enfoque desde el análisis politológico de sendos estudios, arrojaron las siguientes consideraciones. Primero, la gente cada día está muy consciente de la situación de crisis que está atravesando el país, ya que el grado de afectación ha sido directo o indirectamente, apareciendo la necesidad de cambio como la primera prioridad de los venezolanos.

Segundo, se evidencia que quienes asumen posiciones de gobierno, se muestran sectarios a mantener las mismas reglas de juego existentes, para poder seguir controlando el sistema, aun a pesar de que este vaya agonizando. Otros actores, que representan a las ideas portadoras de futuro desean, vivamente y cuanto antes, que estas reglas del juego se modifiquen.

Tercero, los sectores afectos al oficialismo se muestran dispuestos a abandonar antiguas creencias e ideas, reconociendo que solo los han conducido al fracaso, están convencidos de la necesidad de un cambio de dirección, pero no se sienten identificados con ningún sector político que canalice sus necesidades, viéndose en una situación de riesgo e incertidumbre, ante la desestabilización de la economía familiar.

Cuarto, se manifiesta la necesidad imperante de revocarle la continuidad al nefasto presente, como también aparece la negativa de reeditar el funesto pasado, identificándose la gran mayoría con la frase “es necesario que muera lo que tiene que morir y nazca lo que tenga que nacer”.

Quinto, el compromiso y el consenso, son las palabras que mayor demanda la ciudadanía a la clase política, considerando la necesidad de buscar las coincidencias y ceder ante la confrontación, demandando lideres que presenten un proyecto incluyente donde quepan todos los venezolanos.

Sexto, ante el señalamiento sobre la responsabilidad de la clase política que gobierna, consideran que deberían estar a la altura de las circunstancias para ganarse la confianza y credibilidad de la gente, reflejándose el rechazo de la gestión pública y la política de improvisación en los tres niveles de gobierno.

Séptimo, ante las posibilidades de celebrarse elecciones regionales, para escoger gobernadores y legisladores a los Consejos Legislativos, se manifiesta un contundente rechazo por efecto domino, a los actuales gobernantes que representan al oficialismo, ante la debacle manifiesta por el gobierno nacional, favoreciendo a los candidatos que presente la alianza de la MUD.

Octavo, ante los escenarios de apaciguarse o agravarse la crisis, se arroja que mientras que los actores del gobierno y oposición mantengan una posición beligerante o de conflicto, la inercia solo podrá solaparla, ya que las estructuras políticas, las mentalidades, los comportamientos individuales y los egos de grupos e intereses políticos y económicos internos y externos superan la capacidad de sindéresis y raciocinio de la clase política para lograr acuerdos comunes, en beneficio de todos.

Tal como lo expresa, Gabiña en su obra (El Futuro Revisitado), “los problemas sociales y económicos, al igual  que los políticos, se deben, muchas veces al distanciamiento creciente entre la realidad que sufren los diferentes actores y sus deseos y aspiraciones. De este modo la realidad se vuelve cruel y surge el fantasma de la crisis .Es precisamente esta crisis la que nos refleja la inadaptación del sistema a los cambios, la pervivencia de reglas del juego obsoletas y el consecuente mal funcionamiento del sistema”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia

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