Protección, vejez y dignidad, por Luis Acosta 

En días pasados se publicó en la prensa nacional, como noticia criminis, que un hombre de 85 años fue abandonado en plena calle por sus hijos o familiares. Desde luego, eso nos dio mucha tristeza sobre todo a sabiendas de que por indolente que hubiera sido o por poco tiempo que le dio frente a su casa, le ha debido costar dificultades, complejos y engorrosos gastos por modesta que hubiera sido su familia. Agregado a esto, estas cosas son aún más costosas y dolorosas, cuando, como es el caso, el individuo es de edad tan avanzada que poco él puede hacerse por sí solo y en el caso de recibir algo, ello no cubre ni en cantidad ni en calidad sus necesidades primarias, alimentarias y humanas.

Las pensiones por vejez siempre han estado presentes en la escuela social de los países dentro de muchas temeridades, pero, su estructura de otorgamiento y de indexación han dado pie a muchos inconvenientes en lo individual. En cuanto a lo colectivo la masa de ese dinero en sus planes de ahorro, son muy golpeados por los administradores públicos y políticos y regularmente se toman para financiar obras que más sirven a los intereses ocultos de la sociedad política, que al crédito de sus beneficiaros. Por otro lado, los montos recibidos por réditos sobre estos fondos, llegan al final muy mermados a sus dueños.

Así pues, pocos países tienen andando con éxitos y bondades los planes de vejez y muchos otros, no han empezado el desarrollo de estos acuerdos que reciben con beneplácitos sus usuarios o favorecidos. De suerte, pues, que las pensiones de vejez son tan viejas como sus propios nombres y usos. Sin embargo, estos beneficios totales no solo son rendidores en sus protecciones sino que sirven también, para elevar y conservar la dignidad de estos viejos y su calidad de vida, algunos medio sinvergüenzas, pero, otros, han contribuido y contribuyen al crecimiento de su familia, su país y su pueblo. En este sentido, es asombroso señalar que Einstein, inventó la bomba atómica a los 80 años. Entendemos queMadame Curie inventó los rayos X sobre los 70 años y el poeta y escritor Borges escribió sus mejores ensayos después de los 75.

Existen una mayoría de padres y madres que nacieron incognitos con modestos nombres y apellidos, pero, que sembraron al mundo de trabajo, construcciones, letras y enseñanzas que durante su existencia y vivencias, ayudaron a dar nobleza y sentido humano a la vida y a las sociedades. Así mismo, desde la conquista hacia acá, donde aparecieron los grandes acontecimientos del renacimiento y lo fundamental de los inventos modernos que se dramatizaron por los esfuerzos y especificidades manejados por hombres viejos, pero brillantes. Hombres trabajados, pero, robustos y de 33 años como Jesucristo el sabio de Judea, Jerusalén, Egipto y la Mesopotamia.

Hemos escrito todo esto para llamar la atención sobre la manera de otorgar y pagar estas pensiones, la mayoría muy bien ganadas y merecedoras del mejor trato y que se busque la mejor forma de cubrirlas y hacerlas llegar a los viejos octogenarios y centenarios de una pensión suficiente para su esencia casera y con añadiduras de indexaciones,  basada o producto de un resultado actuarial donde se estime el costo de la vida; el mantenimiento medicinal y se emparejen los golpes de la inflación,  para que su decoro sea firme y su buen juicio: una realidad tangible y efectiva.

El Papa Francisco anota: “Queridos  ancianos, Dios no les abandona, ¡está con ustedes! Con su ayuda, ustedes son memoria viva para su pueblo”.

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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