Lo dije: Renuncia, por  Paciano Padrón (@padronpaciano)

Tal vez soy el columnista venezolano que más insistentemente -desde hace ya dos años- viene reiterando la solicitud de renuncia a Maduro. Renuncia Nicolás, reitero hoy. Admito que al inicio pudiera haber lucido más como un deseo de quien escribe, que como una posibilidad sustentada políticamente, si bien la política es el arte de lo imposible. Hoy ya es algo tangible que muchos percibimos desde la oposición y que otros tantos mueven desde el oficialismo. La renuncia está planteada.

 

Cuando comenzamos a hablar de una salida constitucional a la crisis y al caos del insufrible madurismo, recordé que no debía olvidarse la renuncia como salida constitucional, contemplada en el artículo 233, al enumerar las causas de falta absoluta del presidente de la República: “…su muerte, su renuncia, o su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia; su incapacidad física o mental permanente certificada por una Junta Médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional; el abandono del cargo, declarado tal por la Asamblea Nacional, así como la revocación popular de su mandato”.

 

Hay quienes no imaginan a Nicolás renunciando motus propio, ni siquiera ante el rechazo popular ascendente y el pueblo peligrosamente molesto y de pie, por cuanto la ambición de poder de Nicolás y la insaciable ambición de Doña Cilia lo alejarían de una renuncia, pero hay que considerar la presión de factores internos y externos: la cúpula militar, el PSUV, el pueblo y la comunidad internacional.

 

Del mundo militar venezolano, solo la cúpula está con Nicolás, entiéndase el cogollo podrido y enriquecido groseramente en los últimos años bajo la sombra de la corrupción y el narcotráfico. Los soldados y los oficiales medios están pelando como el resto de los venezolanos, y hace ya rato revocaron en su corazón a Nicolás, si es que alguna vez estuvo allí. También en esa cúpula se estudia la salida de Nicolás, no por “desagradecidos”, sino por anticiparse a los hechos y protegerse, saben que lo de Maduro está maduro y que lo maduro cae.

 

La inmensa mayoría del pueblo pesuvista y oficialista, incluidos los del ahora pequeño gran polo patriótico, ya no quieren a Maduro, a quien responsabilizan de los males del país. En las cúpulas del PSUV y de los otros partidos enchufados se discute la salida de Nicolás, el camino y el momento; hay quienes hablan de cómo sería vapuleado en un revocatorio, lo que haría más difícil la ulterior recuperación histórica del chavismo.

 

Las presiones más fuertes de renuncia emanan del pueblo llano, están en labios del venezolano común que no entiende cómo alguien que ha fracasado tan estrepitosamente, no se pone de lado para dejar que las cosas fluyan.

 

El logro más acabado en los últimos días, ha sido la toma de conciencia en el mundo del fracaso de la llamada revolución bolivariana, con repercusión en las elecciones españolas en las que “Podemos no pudo”, al caerle encima la mavita del diosdadomadurismo. En Naciones Unidas hay claro conocimiento de lo que acontece en Venezuela, y en la OEA cambió la correlación de fuerzas, el gobierno venezolano perdió por primera vez en 17 años una votación, y nada menos que frente a la exigencia de Maduro de que no se debatiera el Informe Almagro, 20 a 12 quedaron los votos contra el régimen de Maduro, en la que se sumaron dos abstenciones. De la OEA escucharemos hablar nuevamente, y será pronto.

 

¿Hasta cuándo puede aguantar Maduro?, hasta cuando aguante el pueblo. Su tozuda negativa al referéndum revocatorio fortalece la posibilidad de la renuncia, ante la inminente necesidad de abrir salida a la indignación popular. Anótelo, no descarte que Nicolás pueda irse pronto sobre sus propios pies. Lo dije: renuncia.

 

DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano

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