La reingeniería ciudadana, por Alfonso Hernández (@AlfonsoZulia)

Hablar de reingeniería, es hablar de volver a empezar, de cuestionarse cómo se está haciendo lo que se hace, si ha sido de la manera correcta, si se están logrando los objetivos, si se está actuando inteligentemente o es necesario cambiar radicalmente, reinventarse y perseguir resultados distintos.

Los autores Hammer y Champy popularizaron este concepto a finales del siglo pasado en su obra “reingeniería”, en el que proponían técnicas para repensar los procesos de las empresas y realizar un rediseño radical, que permitiera lograr un salto hacia desempeños extraordinarios. Enfocados también en la idea de adaptarse al cambio, de rendir siempre el más alto grado de competencia, de tomar la iniciativa y correr riesgos  y realizar mejoras sustanciales para lograr la eficiencia. “Lo contrario a la reingeniería era seguir el sendero más fácil y contentarse con la mejora marginal, pero a la larga ésta no es tal mejora sino más bien un perjuicio. Las mejoras marginales, por regla general, complican más y sus resultados son mediocres”.

Visto desde ese enfoque, puede acuñarse el término “reingeniería ciudadana”, la responsabilidad que tenemos todos los ciudadanos de reinventar nuestra relación con el Estado, con los gobiernos y con la clase política, de provocar cambios radicales que permitan remover los males del sistema, que en nombre de la “Democracia”, su dirigencia ha actuado anteponiendo sus propios intereses, cargados de privilegios y haciendo de la política un instrumento de poder para el beneficio de los partidos y los políticos profesionales, en detrimento de la ciudadanía.

Es hora que los ciudadanos, exijamos mejores desempeños a la clase política, en el entendido que son nuestros empleados, que hemos votado por ellos para que den resultados eficientes en la gestión pública, que deben rendirnos cuentas de los presupuestos estatales, que es su deber ser transparentes, que deben explicarnos periódicamente que han hecho con nuestros recursos, cómo y dónde han sido invertidos; recordarles que al momento que los elegimos no le dimos un cheque en blanco para manejar a su antojo la administración del Estado, que la rendición de cuentas es un elemento esencial de la democracia y que se deben al pueblo, por lo tanto así como han sido elegidos, podrán ser removidos, juzgados y sentenciados legal y moralmente.

Ahora, tal como lo expresa Francisco Rubiales “Hasta que no consideremos la corrupción y la mentira como algo inaceptable en un político, sea de los nuestros o no, no podemos considerarnos libres”, partiendo de esta frase que remueve la conciencia, es imperioso que la ciudadanía asuma su responsabilidad al momento de elegir a sus gobernantes, no puede justificarse que sigamos eligiendo a los mismos pillos, corruptos y ladrones, por el hecho que queremos salir de quienes nos gobiernan, el cambio no puede ser gatopardiano, es decir cambiar nombres para no cambiar nada, el cambio debe ser radical, lo contrario degenera en los mismos resultados con mayores agravantes.

Las democracias demandan de una ciudadanía independiente, inteligente, capaz de elegir a los mejores gobernantes, dándole seguimiento a su trayectoria, su capacidad, su preparación académica, su vocación de servicio y lo más importante, su desempeño ético en los cargos públicos y en la sociedad.

Sería una catástrofe seguir eligiendo gobernantes, por estar en contra de una tendencia política o partido y considerar que todos los que se oponen son la panacea, es un asunto serio, que deriva el bienestar o tragedia de un país, se trata de saber muy bien a quien le confiamos el funcionamiento de nuestras instituciones democráticas y el destino de nuestra nación.

Según Rubiales, en la nueva democracia, deben incorporarse muchas reformas que hará temblar a los actuales políticos porque les obligará a ser eficaces, demócratas y decentes: deberán someterse al «consenso permanente» y al dictamen de la opinión pública, lo que implica que si pierden la confianza de la ciudadanía deberán dimitir y dejar su sitio a otros, así mismo los ciudadanos deberán examinar la moral y el comportamiento de los políticos, para garantizar que se mantienen en la ética y el respeto a los valores y leyes del sistema, he allí la reingeniería ciudadana.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia

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