Murió luego de 24 días recorriendo hospitales con una herida de bala

El diagnóstico de los médicos para Hilberth José Avendaño, de 40 años, era que tenía una probabilidad de vida del 1%. Así, se mantuvo durante casi un mes, luchando por vencer la batalla a la muerte con una herida de bala que destrozo su organismo. La crisis hospitalaria en el país no estuvo de su lado y este martes falleció en el hospital Miguel Pérez Carreño.

Como esas historias que no se creen, Jenny Cañas, contó como su esposo, un humilde trabajador de la compañía agua Los Alpes, agonizó durante 24 días recorriendo hospitales en jurisdicción del estado Miranda.

Todo comenzó el mediodía del 30 de abril, cuando repartía mercancía en el camión que conducía por establecimientos comerciales en la zona de El Ingenio, en Guatire. Desde el asiento del chofer, observó cómo sus dos ayudantes intercambiaban palabras con unos antisociales, se bajó para ver qué sucedía y en eso recibió el disparo en el tórax. Se trataba evidentemente de un atraco. Para el momento, él, no lo sabía.

Los tres trabajadores corrieron en rumbos distintos. Avendaño lo hizo hacia un extremo de la vía donde tomó un taxi y llegó por sus medios hasta el hospital general de Guatire. “Lo ingresaron pero no tenían ni medicinas ni equipos, ni nadie que lo atendiera, solo médicos residentes”, contó su pareja.

Jenny Cañas, en medio de aquella situación no tuvo otra salida que subir a su esposo a su carro y llevarlo esa misma tarde hasta el hospital del Seguro Social. Lo internaron, fue operado y tuvieron que colocarle una válvula porque el disparo le lesionó la aorta y el pulmón izquierdo cuando le salió el proyectil por la espalda.

Al día siguiente Avendaño pudo hablar, se levantó de la cama y consumió agua porque le recetaron una dieta líquida. Sin embargo, el hospital del Seguro Social se quedó sin oxigeno y no podían garantizar su tratamiento en medio de aquel delicado cuadro de salud.

Una vez más, su esposa se movilizó para pagar una ambulancia de cuidados intensivos y así trasladarlo ahora hasta el Domingo Luciani, en El Llanito, porque en ese centro no tenían unidades. Cuando lo hospitalizaron por tercera vez, Avendaño comenzó a padecer fuertes dolores abdominales y fue cuando se dieron cuenta que la bala realizó una trayectoria irregular hasta entonces no determinada.

Además de la aorta y el pulmón, presentaba daños en el páncreas, hígado estómago y diafragma. Este nuevo diagnóstico redujo aún más su probabilidad de seguir viviendo. La medianoche del martes 24 de mayo falleció.

Su esposa, dijo que ambos vivían en el sector Vuelta Blanca, en Guarenas, con sus dos hijos de 17 y 7 años de edad, respectivamente. Más allá de la cruel manera en que fue asesinado por la delincuencia, cuestionó los padecimientos que se sumaron a su ya grave cuadro médico, producto de un sistema de salud colapsado y deficiente. El mismo que sigue contándole la vida cada día a tantos venezolanos.

DC | Caraota Digital

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