–¿De qué manera le ayudó Yordano en esta lucha?

–Yordano para mí es un ejemplo de fortaleza y lucha. Solo quien vive esto sabe lo duro que es. Yo me asomaba a la ventana y veía todo blanco, aquella nieve, las horas no pasaban, me sentía tan mal, vomitaba ocho, nueve veces al día, tenía diarrea, el cuerpo se siente tan atacado. Yo lo que hacía era pensar en él. Cuando yo estaba en ese proceso, él ya estaba yéndose. El Día de los Enamorados él hizo un concierto, yo estaba hospitalizada y lo vi por Periscope y me emocioné mucho porque ésa era la mayor prueba de que yo también podría salir de esa situación. Él para mí es una inspiración muy grande.

–¿Cómo se siente actualmente?

–Me siento muy bien. La enfermedad está en el pasado. Dios ha sido el que me ha guiado en todo este proceso. Estoy en remisión desde octubre del año pasado. De hecho, una condición para hacer el transplante es estar en remisión y, efectivamente, eso se mantiene. Me sometí al transplante de médula y ahora me siento muy débil y muy frágil. En estos momentos, necesito los cuidados de un bebé prematuro de tres meses de nacido. Mis defensas están muy bajas, no tengo, estoy muy expuesta a virus, bacterias, el tener muy bajos los glóbulos blancos hace que estés muy débil. Me canso mucho, el tema del apetito, tengo náuseas, pero todos son síntomas producto del transplante. El sistema inmunológico tarda un año en recuperarse.

¿Qué hará hoy? ¿Celebrará el Día de la Madre? ¿Se reunirá en familia?

–Sí, este Día de la Madre para mí será maravilloso. El año pasado yo no había sido diagnosticada y después de haber transitado tantas noches, siento que hay una luz muy grande en mis días. Va a ser un día muy especial con muy pocas cosas materiales. Mi mamá va a venir, yo no tengo nada qué regalarle, no he podido salir y quizás no habrá cosas materiales pero sí mucha riqueza espiritual, amor, emoción. Lo espero con mucha alegría porque además las niñitas están grandes, me abrazan y me dicen: ‘te amo’, ‘te quiero’ (…) Será un día para mí muy grande, de darle gracias a Dios porque estoy acá. Será maravilloso.

–¿Sigue en tratamiento?

–Tomo medicina. Los transplantados tenemos que tomar Aciclovir, pero son pocas medicinas, gracias a Dios. Debo estar pendiente de los exámenes de sangre para ver cómo van subiendo los glóbulos. –¿Escribirá un libro? –Sí, lo he pensado, pero lo quiero hacer optimista y siento que todavía es muy pronto. Necesito más tiempo.

–¿Cómo ve la situación del periodismo en Venezuela?

–Muy complicada como la situación del país, y en el área sanitaria, aún más. Para los enfermos es duro no tener medicinas y, más allá de lo político, se trata de la vida de los venezolanos. Es un tema que debe ser atendido y resuelto. Hacer periodismo nunca ha sido fácil y más el que yo aprendí a hacer, que está en la acera de en frente y es el que hay que tratar de seguir haciendo porque ayer, hoy y mañana es necesario. Ahora, fácil no es. Creo que, en parte, me dejé llevar demasiado por todo eso y eso también minó mi estabilidad emocional.