Expectativas y estimaciones ya en seguridad no hay, por José Pons (@joseponsb)

Los problemas del Reten del Marite en el Zulia, como la operación de Rescate por parte de delincuentes, sucedido en Maracay en un puesto de CCIPC; ofreció a los ciudadanos el panorama general de la seguridad, donde la incapacidad gubernamental se estableció de hecho, además de las estadísticas que muestran un crecimiento avasallante en el País. No conforme a ello, las “estrellas” seleccionadas para el manejo de esta tan grave situación en esta área vital lo asumen con tal arrogancia que terminan de reafirmar no solo sus propios “miedos”, sino, sus limitaciones.

 

El caso del Zulia en particular, hemos venido sistemáticamente denunciando y recomendado una serie de estrategias que asumidas con un sentido de inclusión y respeto profesional, lograrían consolidar un plan base, coherente y efectivo. Para así, no pasar por los “tragos Amargos” que ya pareciera ser asumidas con tal “cara dura” el confirmar en viva voz la incapacidad de respuesta en este problema. Arias Cárdenas, prometió la seguridad de los Zulianos, hoy las estadísticas muestran que no lo logro y esto, sin hablar del “Bachaqueo”.

 

Entregarle en Manos de la Ministra Iris Valera el problema del Marite, es para muchos entender que de un reten de criminales, se convertirá en un Club fiesta “Al estilo de Yare y otros centro penitenciario del País” donde se realizaran todo tipo de negocios y festividades con destacados artistas. Ese es el futuro donde el Gobernador y su Secretario de Seguridad,  dieron pie al no interpretar las pocas e inteligentes estrategias que pudiesen aplicarse.

 

Mencionamos con anterioridad, que el problema del Marite sobrepasaría los esfuerzos y las potencialidades de la Gobernación y sus funcionarios. Hoy se reconfirman. Lo que nos hace entender que no solo deberían ofrecer una apertura en el manejo de esta variable a expertos y conocedores, sino, además darle un vuelco a las formas tradicionales de manejarlo.

 

Para cualquier acción, hay que considerar el hecatombe político, social y económico del País, a esto, la pérdida de valores y la controversial situación en el deber ser y lo que es. La corrupción de los funcionarios, la descomposición policial y la impunidad réinate hacen muy difícil asumir con protagonismos personales a estos, ya que, al no lograrlo, lo que se obtiene es “tremendo ridículo” donde el nombre y los años de servicio se van al traste y lo que les queda, es seguir la cuerda y llenar “las alforjas” en lo posible, esa es la rutina del desastre gubernamental.

 

Finalmente, los gobernadores y alcaldes sean del color que sean, los tiempos de crisis deberán  desarrollar el olfato político y permitirse un viraje cónsono a las exigencias de país. Mirar para otro lado, estirar las arrugas o  hacerse los locos, es afirmar lo poco que les importa la vida de sus conciudadanos y para los alcaldes de sus vecinos. La seguridad es un problema de todos los colores, anaranjado, amarillo, blanco y rojo. Ignorarlos no es la solución. Apertura, inteligencia y compromiso  con Venezuela es la vía.

 

 

DC / Dr. José Pons B / Psicologo – Profesor Universitario – Politico MAS / @JosePonsB

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