Integrantes de la etnia Yukpa padecen la indiferencia y olvido del gobierno

Los Yukpa viven en la Serranía de Perijá, entre la frontera Colombia y Venezuela, tienen un dialecto de la rama norte de la familia lingüística Caribe. El antiguo territorio de los Yukpa se extendía desde el valle del río Cesar hasta el Lago de Maracaibo, los suelos de sus tierras fueron reducidos por la práctica de la minería industrial, su territorio sigue amenazado por la explotación de carbón y por la siembra de coca y otros cultivos ilegales.

En Venezuela, la mayoría de las comunidades se encuentran establecidas en el piedemonte de la Sierra de Perijá, se calcula que el total de su población en Venezuela es de 10.424 personas.

Muchos deciden emigrar de la Sierra de Perijá, debido a la falta de productos básicos, clientes que compren sus artesanías o por seguridad ante las bandas mineras que operan en su territorio, así es el caso del asentamiento Yukpa al costado de una de las vías principales de Barquisimeto, estado Lara.

Evencio Camejo es el único que habla español en el lugar, hace 1 año que están al costado de la vía viviendo; huyeron de la Sierra de Perijá. “No se consigue nada, allá no hay nada, allá uno sufre bastante, no hay arroz, no hay nada, uno come gusanos y plátanos, por eso nos vinimos acá, aquí podemos comprar pollo y comida, comemos mejor” asegura.

En la avenida obtienen dinero limpiando vidrios, vendiendo bolsos y sombreros artesanales, todo lo que piden es una vivienda donde vivir, el Evencio dice que una “señora del gobierno” les dijo que les iban a dar 16 casas de la Misión Vivienda Venezuela para solventar su problema habitacional, ha pasado un año y aún nada que reciben respuesta.

Hay 7 viviendas en ese costado, aproximadamente 60 personas, entre hombres, mujeres y niños. Los adultos hacen productos artesanales para la venta, mientras que los más jóvenes salen a limpiar vidrios de vehículos o pedir dinero.

Los niños no tienen acceso a salud y ni educación; en algunas oportunidades se han acercado doctores voluntarios y los han vacunado. “En los hospitales nos ven mal, en todos lados nos ven mal, todo lo que buscamos es vivir mejor y adaptarnos a los cambios”, dijo Evencio.

La mayoría de los vecinos y personas que transitan el área quieren que los saquen de ahí, la policía en un par de oportunidades ha intentado desalojarlos pero sin éxito, otras personas los defienden y entienden el problema que pasan, no solo por lo cultural y el idioma, sino por no tener recursos para sobrevivir y piensan que ayudándolos pueden llegar a una solución que beneficie a todos.

Esta historia se repite en varios lugares de Venezuela, se han visto asentamientos Wayuu y Yukpa en Maracaibo, Barquisimeto, San Cristóbal, costas mirandinas, Falcón y en Caracas, todas en espera de soluciones o alguna ayuda gubernamental que mejore su calidad de vida.

DC | ND