Excremento humano es utilizado como electricidad en Washington

Un hedor de retretes llena el aire en la planta Blue Plains de DC Water, de tratamiento de aguas residuales de Washington, una de las mayores del mundo. Pero es por una buena causa, convertir los excrementos humanos en electricidad.

El ingeniero Chris Peot asegura que «todo» lo que producen los habitantes de la capital estadounidense «contribuye al sistema y produce energía verde». El agua se limpia con microorganismos que ingieren el carbono primero y luego convierten los nitratos en gas nitrógeno, antes de ser descargados en el río Potomac y la bahía de Chesapeake.

Los materiales sólidos se reciclan ya sea en compost o para producir 10 megavatios de electricidad, el equivalente al consumo de 8.000 hogares, tras ser sometidos a una técnica de hidrólisis importada de Noruega y que se experimenta por primera vez en Norteamérica.

Esta técnica «permite la extracción de la materia orgánica para convertirla en metano y quemar el metano para producir electricidad, que sirve en sí misma para hacer funcionar en parte a la planta», explicó Peot.

De esta forma, las aguas residuales ya no se consideran «residuos, sino un recurso explotado», dijo el Presidente de DC Water, George S. Hawkins, en la inauguración de las nuevas instalaciones, que costaron unos 470 millones de dólares, el 5 de octubre.

DC|2001

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