Asamblea V.S. Gobierno, por Luis Acosta

El Derecho es de deducción y raciocinio. Solo se necesita ser objetivo y lógico para entenderlo y aplicarlo por analogía.  Lo demás es de abogados y jueces para estudiar e interpretar las leyes y hacerlas cumplir. Entonces, como resolver los problemas del país donde una buena parte cree que es gobierno y dueño del todo nacional?

Así las cosas en la mayoría de las naciones del mundo. Su sistema de gobierno responde a 3 partes, cuerpos o poderes cuales son: El Poder Legislativo, El Ejecutivo y El Judicial. Todos tienen características y fondos legales independientes y soberanos. Por lo mismo, todas las ramas de los poderes públicos dependen de su principal y no de accesorios.

Para buscar y poseer poderes discrecionales y circunstanciales – que se pierden en un santiamén – los políticos y sus partidos inventan tesis como: La Defensoría del Pueblo, El Poder Ciudadano y el Consejo Nacional Electoral, que por cierto pueden integrarse a los poderes principales dichos, absorbiendo sus independencias naturales y principistas.

De esta manera se evitan los trastornos burocráticos y las cualidades de los titulares se ven con evidencia y claridad. Así su calidad y formas igualmente se exigen y en cambio, no se inventan órganos administrativos y de control que quiten poder a los poderes y así, le restan fuerzas a quienes la necesitan para gobernar, por ejemplo, a Venezuela y sus 30 millones de habitantes.

En este sentido, se ven claras los repetidos ejemplos que queremos comentar como  fondo de esta exposición. En efecto, durante los últimos 5 años de gobierno hemos visto a un defensor del pueblo-como el poeta Tarek- convertirse en un defensor del Gobierno. Algo así como quien ayuda a un ciudadano  “a meterlo preso” en vez de ayudarlo a ganar su libertad. Como se nota en ese ejemplo, estos poderes adicionales no son independientes para adentro y menos pueden ser para a fuera del propio gobierno, porque son absorbidos por los medios políticos o peor mal interpretados. Luego, entes como el CNE no precisan tanto de independencia, sino, de directivos probos, honestos y de magistral corte señorial.

Entonces, esos poderes no se necesitan ni se justifican en su separación per sé porque solo se convierten en perversidades. Por ello, lo ideal, es que el Poder Electoral estaría asignado a la Asamblea que es una entidad plural y nacional. De esta forma se logra que las decisiones electorales tan llenas de contradicciones, obstáculos, polémicas y controversias se discutan más abierta y públicamente y estas aprobaciones lleven el sello más colectivo y profundo que de 5 escasos jueces o directivos, precisamente, cuando la Asamblea Nacional tiene 167 Diputados que votan y deciden.

Por otra parte los poderes públicos en Venezuela o Ecuador son para respetarse. No pueden manejarse las leyes con pleitos y contra pleitos. Si la ley permisa a la Asamblea para aprobar amnistías que por cierto presume decisiones humanitarias, la corte suprema que opine pero no se meta en la decisión. Igual cuando se decrete un indulto presidencial: es el presidente y no la Asamblea la decisoria. En efecto, en el  Foro Público el choque de ideas vale, no así, el choque de trenes, que solo denotan desorden y peleas, lamentablemente, entre los más calificados funcionarios de la Nación. La Constitución de la tan criticada USA tiene varios siglos y todavía están en 6 capítulos. Con ellos, son capaces de entenderse y algo más tiene fama de que en su país, manda la Constitución.

 

DC / Luis Acosta / Articulista /Ex Sec. Gral. Edo. Sucre

 

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