El mundo oculto: los países que no aparecen en el mapa

Atlantium, Christiania, Elgalandia-Vargalandia, Molossia. Parecen ser nombres de pueblos de videojuegos ambientados en la Tierra Media, o tal vez de algún libro de ciencia ficción, pero son países independientes.

La BBC de Londres hizo un informe sobre lo que el geógrafo británico Nick Middleton denominó «los países que no existen», micronaciones o países que no aparecen en los mapamundis ni se les permite formar parte de la ONU.

Sin embargo, tienen su extensión, población, sistema de gobierno, bandera, moneda propia, en algunos casos equipos de fútbol que compiten en una liga internacional y hasta pueden emitir pasaportes electrónicos.

MIddleton asegura que no existe una definición concreta de «país», lo que termina originando la posibilidad de que aparezcan estas micronaciones.

Aquí es donde entra en escena Uruguay. En el año 1933, se realizó en Montevideo la Conferencia Internacional de Estados Americanos en la que se firmó un tratado sobre la definición de país. El mismo establece que, si una región quiere convertirse en una nación, necesita tener cuatro características: un territorio definido, una población, un sistema de gobierno y «la capacidad para relacionarse con otros estados».

Basándose en el tratado de la Convención de Montevideo, varios territorios lograron la denominación de «país», aunque las naciones Unidas no aceptan su ingreso, lo que les impediría tener el sello de Estado.

Varias de estas micronaciones y países que no son considerados en los mapas conformaron la Organización de las Naciones No Representadas (UNN son sus siglas en inglés), un organismo alternativo para luchar por sus derechos.

Esta organización está integrada por nombres bastante conocidos, como Tibet, Taiwán o Groenlandia, además de otros territorios que tienen una extensión considerable. Uno de ellos es la República de Lakota, ubicada al este de las Montañas Rocosas y con 100.000 habitantes, un intento de la tribu indígena Sioux de recuperar sus tierras sagradas (las Colinas Negras).

También está el reino africano de Barotselandia, de 3 millones y medio de habitantes, que busca separarse de Zambia. Otro caso similar es el de Ogonilandia, que quiere dejar de formar parte de Nigeria. Ambos fueron declarados independientes en 2012.

La República de Murrawarri, fundada en el año 2013, se creó en Australia, luego de que una tribu indígena le envió una carta a la Reina Isabel II para que el territorio sea legitimado. La reina nunca respondió, pero los murrawaris decidieron reafirmar el pedido para gobernar las tierras que antiguamente fueron su patria.

Hay casos más extraños, como el de Hutt River, también en Australia. Es un principado del tamaño de una estancia, poblado por una familia de agricultores que crearon sus propios títulos reales, moneda y servicio postal para no tener que pagar los impuestos al grano que el gobierno aplicaba.

En Europa se encuentran Forvik y Sealand, en el Reino Unido, y Christiania, ubicado dentro de Copenhague, la capital de Dinamarca. Este país fue formado por ocupantes ilegales de un cuartel del ejército danés en 1971, tiene 850 habitantes y un sistema de democracia directa en el que todos pueden votar sobre cualquier asunto que se trate. Las personas no pueden fumar marihuana en Dinamarca, pero sí en Christiania, donde es legal.

Uno de los casos más extraños es el del Imperio de Atlantium. La capital de este país se llama Concordia y está ubicada en una provincia rural de Australia (sí, hay muchas micronaciones en ese país). Sin embargo, es un país «no territorial», lo que significa que cualquier persona, de cualquier rincón del mundo, puede ser ciudadano de esta nación.

«En una época en la que la gente cada vez está más unida por intereses comunes y propósitos a través de -más que dentro de- las fronteras naciones tradicionales, Atlantium ofrece una alternativa a la práctica histórica discriminatoria de asignar nacionalidades a individuos en base a su ‘cuna de nacimiento’ o circunstancias», indica el gobierno en su página web.

Ergalandia-Vargalandia es un país fundado por dos artistas suecos que quieren reunir todas las áreas «no ocupadas por el hombre». Esto incluye cualquier parte de mar que no pertenezca a aguas territoriales e incluso el terreno que establece las fronteras entre los países son parte de Ergalandia-Vargalandia.

Según el geógrafo Middleton, estos dos países son un intento de provocar un debate sobre las relaciones internacionales. «Todos ellos alcanzan la posibilidad de que los países, tal y como los conocemos, no sean sólo la única base legítima para organizar el planeta», dice.

Middleton señala que muy pocas de estas naciones lograrán un reconocimiento mayor en el futuro. «Si tuviera que decidirme por alguno, sería Groenlandia», afirma, para luego reflexionar sobre el constante cambio de las fronteras.

«Nadie de mi edad pensaba que la Unión Soviética se iba a desintegrar en pedazos; puede haber grandes cambios inesperados». Constantemente nacen nuevas naciones y otros países desaparecen.

«Incluso el territorio que ya conocemos podría convertirse en un país que no existe», concluye.

DC/EN

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