El análisis, por Luis Acosta 

En artículos anteriores, aseguramos que las próximas elecciones del 6 de diciembre se constituyen en los Comicios más importantes de nuestra vida Republicana. En efecto, la situación de hoy toca matices muy profundos y preocupantes desde el punto de vista político y del control del Estado. Las pretensiones hegemónicas, saltan severamente del gobierno que cada día es menos nacional y más partidista al punto que nada se le escapa.

 

Queremos recordarle al gobierno que una vida pública bajo el signo de Bolívar, del pensamiento “robinsoniano” y las propuestas “zamoranas”, que este gobierno y sus soportes egoístas, centrales y parciales, no aplican dentro de los conceptos de estos hombres, y especialmente de Bolívar, cuando escribía: “ningún gobernante debe perpetuarse en el poder porque, al final, se vuelve desastroso, despótico y dictatorial.”

 

Claro está, el gobierno y sus audaces dirigentes asegurarán que la alternancia se está aplicando. En efecto, fue Chávez primero, ahora Maduro, y para después, pretenden a Diosdado. Entonces, la alternabilidad funciona, según el gobierno, y los principios se cumplen. Pero, esa no es sino la media verdad en este régimen porque la oposición no tiene cabida, ni mesa política; el CNE no cumple un nacimiento plural y los poderes públicos o institucionales no obran independientes. Luego, no hay ni Simón, ni Rodríguez, ni Ezequiel.

 

Por otro lado, todas las oportunidades de utilizar las decisiones o derechos democráticos le son coartados y negados a la competencia. Las fuentes de la libertad son condicionales y abusados; los jueces son 90% provisorios y su estabilidad, legal y política, depende de la decisión gubernamental y no de una carrera judicial y académica.

 

Así mismo, las más importantes causas no se miden por el beneficio hacia todos sino en razón del favor político dirigido y ventajoso. Los sindicatos están controlados y mantenidos no por el trabajo de sus hombres sino por el control exagerado de sus voluntades.

 

Luego, esa manera ajena y de distribución parcial y dividida no beneficia al pueblo como núcleo homogéneo e integral donde, ante la República, todos somos iguales, y la misión pública se alimenta de los ingresos de la hacienda nacional de la cual todos hemos de participar.

 

Entonces, esta forma de gobierno es especial para manejar grupos pero NO naciones. Por eso, establece diferencias odiosas que nacen de la rabia, el racismo y los complejos ya que igual derechos y deberes tienen los oligarcas que los otros individuos comunistas, socialistas o no, nacidos y formados bajo el mismo origen, costumbres y usos.

 

En efecto, que el libre albedrio cree y libere la voluntad de cada cual, y que sea culpa de cada quien el dejar que pasen las oportunidades. Las distancias sociales y políticas entre los venezolanos no existen ni en la Constitución ni en sus fundamentos  ciudadanos y morales. Por lo tanto, un gobernante que no gobierne para todos no es justo ni democrático y, por lo mismo, no merece gobernar a nadie.

 

Juan Orlando Hernández es el Presidente de Honduras. Ganó las elecciones pasadas. Su campaña fue populista. y dijo: “Lo que el pueblo quería oír”. Al ganar la presidencia se encontró con que él no tenía nada que ofrecer en políticas públicas, ni en relaciones internacionales y también, escaseaba en otras cosas. El problema no tardó en brotar y los “Indignados” de su país protestaron con su “Marcha de las Antorchas” que pusieron a temblar al gobierno con sus acciones de calle y hasta hoy, las cosas en Honduras no andan bien.

 

Algo parecido sucedió en Guatemala la  llamada La Grecia Americana. El Presidente Otto Pérez Molina llegó sin penas ni glorias. Lo más fácil, según la prensa local, fue imponer a su comitiva gubernamental  el ánimo para irrumpir con ligeras corruptelas  que puso a su gobierno entre rejas. Afortunadamente coincidieron los problemas con las elecciones nuevas para la presidencia y un comediante ha ganado los comicios al estilo Reagan en los Estados Unidos, el candidato Jimmy Morales, sin experiencia política pero con muchas ganas de hacer un gobierno decente.

 

En el Ecuador el pretencioso y por demás vanidoso el Presidente Rafael Correa. En algo de su buena cultura y especial profesionalismo combinó con algunas líneas administrativas adecuadas y exitosas que dieron un buen origen a su gobierno. Pero sus ambiciones y arrogancias lo han sacado del camino bueno y quiere solicitar del pueblo una modificación constitucional que le permita aspirar a una reelección vitalicia y que el pueblo y la oposición no quieren aprobar.

 

Nicolás Maduro por su parte, sustituyo al famoso Comandante Chávez. Pero, su esfuerzo no ha sido suficiente. De verdad, Maduro creció un poco en preparación sobre políticas públicas. Más un país es un todo o mucho más que eso y por lo mismo, no es fácil manejarlo, aún, teniendo el control de todo el gobierno.

 

A estas alturas con las elecciones Venezolana del 6 de Diciembre. El Gobierno Nacional está empeñado en revolver los problemas fronterizos con Colombia. Se trata de una extensión grande, mojada y seca, donde pululan las diversas vicisitudes que son naturales de estos sitios donde concurren todo tipo de siniestros por la escasez institucional. Sin embargo, al final las gentes se las arregla porque allí se vienen desarrollando sus vidas  y su trabajo por lustros, décadas y centurias y así se confunden los nativos con los extraños y se cruzan en concubinatos, matrimonios y compadrazgos que por cierto sufren, inventan y disfrutan sin cambios visibles en sus protocolos.

 

Luego, el asunto es que ya no se necesitan tales decisiones y por el contrario, si se precisan determinar de qué forma los países y esas circunstancias resuelven su día a día, preferentemente, enseñando a  sendos pueblos a que esas rutinas deben ocasionar beneficios para sus conglomerados y no, ocasión para resaltar sus diferencias que no son tantas y que siempre, obligan a poner más a quien más tiene.

 

Por último, Don Evo Morales en Bolivia. Él va a salir para su tercer ejercicio de gobierno pero, quiere modificar la Constitución para una presidencia con derecho pleno a la reelección continua y a Morales que tanto recuerda al General Bolívar. Se olvida de que El Libertador Venezolano planteaba: “que un gobernante con años de mando solo a la larga consigue despotismo y dictadura”. Luego, estos nuevos soñadores  y políticos socialistas, lucen, por consecuencia, más perversos que las viejas prácticas que perjudican al país y la labor institucional de la República.

 

DC / Luis Acosta / Articulista /Ex Sec. Gral. Edo. Sucre

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