Acribillan a escolta con su propia arma

¿Hasta cuándo se va a derramar sangre en este país?, se preguntó Alfredo Camacaro, padre de Jesús Alfredo Camacaro Angulo, al verlo sin vida en la acera de la carrera 16 con calle 46.

Su hijo, a quien de cariño llamaba Gordo, pasó a engrosar la larga lista de las vidas inocentes que se pierden en manos de la delincuencia. ¡Fue una vida muy corta, tan solo 25 años!, se lamentó mientras corrían las lágrimas por su rostro.

La familia Camacaro llevaba meses planeando un viaje hacia República Dominicana; serían unas vacaciones en familia. Finalmente, ayer a las siete de la noche, volarían hacia Maiquetía y hoy estarían partiendo al exterior, pero en cambio están haciendo los trámites para iniciar la ceremonia fúnebre.

Jesús Alfredo ya tenía las maletas hechas; a las 10:00 de la mañana andaba con su esposa en su vehículo, un Daewoo dorado, se detuvieron en la dirección citada para comprar en la feria de hortalizas, pero mientras ella elegía las verduras, el joven salió del negocio, caminó hacia su carro y abrió el capó para revisarlo porque presentaba una leve falla; estaba recalentado.

Justo en ese instante, dos hombres lo sorprendieron y le quitaron su arma, sabían que Jportaba una pistola Glock, pues era escolta. Le dispararon con esa misma arma, según el relato de los testigos. Se escucharon dos detonaciones y segundos después otras seis.

Eran dos criminales. Uno alto y moreno que conducía la moto blanca en donde huyeron, y el que disparó, era de piel blanca y contextura delgada, iba de parrillero. El acto quedó grabado en la cámara de seguridad de una vivienda cercana.

Sospecha su padre que quizás quiso defenderse, por eso lo atacaron con tanta crueldad, pero resaltó que su hijo era una persona trabajadora y de reputación intachable.

Último respiro

Un hombre cristiano que caminaba por la acera de enfrente cuando le dispararon a la víctima, cruzó la calle para intentar auxiliarlo; su esposa también corrió hacia él pero estaba agonizando. El cristiano tomó su mano, lo miró fijamente y comenzó a orar. “Yo le pregunté si aceptaba a Jesús como su Salvador, él no pudo hablar pero apretó mi mano y yo entendí la respuesta. En el último respiro él aceptó a Jesús en su vida”, manifestó el joven.

Mientras esperaban la llegada de los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, los seres queridos del joven lo abrazaban, repetían que se sentían en un sueño, en la peor de las pesadillas.

¡Levántate hijo de mi alma, no me dejes, tú estabas muy emocionado porque hoy te ibas de viaje!, manifestó entre sollozos la progenitora.

Quería ser militar

La víctima era Técnico Superior en Educación Integral, estudió en el Iutirla, pero también estuvo en la Escuela de Guardias Nacionales Coronel Martín Bastidas Torres, conocida como Ramo Verde, en Caracas. No terminó la carrera militar.

Como tampoco consiguió un trabajo estable para ejercer su profesión, trabajaba como escolta para una empresa privada ubicada en la carrera 21. Tenía porte legal de la pistola; siempre la cargaba.

Residía en el barrio El Jebe, deja en orfandad una niña de tres años de edad. Era el mayor de los tres hermanos Camacaro.

Fueron colectadas varias evidencias por los investigadores del Cicpc. Los funcionarios de Polilara y GNB recorrieron la zona para intentar dar con el paradero de los responsables.

Los residentes dijeron que esa zona es peligrosa porque delincuentes de los barrios cercanos como La Cuesta Santo Domingo, tienen tomado el sector.

DC|IMP

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