Madre de interna en la cárcel Fénix: A mi hija le reventaron los oídos

Oídos reventados y golpes en los brazos ha sufrido una reclusa, de 26 años de edad, en la Comunidad Penitenciaria Fénix, ubicada en Barquisimeto, estado Lara. Su madre, que pidió mantenerse en anonimato por seguridad, dijo que el 6 de septiembre fue la última vez que la vio. En esa fecha observó los moretones que tenía la joven. Explicó que esta golpiza fue porque lavó unas prendas y las tendió a una ventana.
El 18 de septiembre la torturan con unos «platillos», técnica que consiste en golpear con las palmas de las manos en ambos oídos hasta que la persona cae. La madre indicó que el argumento fue un supuesto intento de fuga, pero la privada de libertad alegó que solo se dirigió a una habitación para buscar una toalla.

La reclusa fue enviada al área de aislamiento sin derecho a recibir atención médica, realizar llamadas telefónicas ni recibir visitas. Su madre se enteró del hecho el 22 de septiembre y el 23 denunció las violaciones ante la Defensoría del Pueblo y la Dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, instituciones de las que recibió respuesta a su solicitud. El 25 su hija fue retirada de aislamiento y logró comunicarse con ella. Este domingo espera verla.

Relató que estos maltratos los padecen todas las internas. «Pasan hambre, les dan dos cucharadas de comida diarias. No hay alimentos, uno tiene que venir cada 15 días para llevarle arepas o catalinas», expresó. Agregó que los castigos físicos son aplicados por las custodias. Con una tabla grande les pegan, si no están de acuerdo con algo o les lanzan «pica pica» a la cara. «A una muchacha que estaba en aislamiento le echaron pica pica porque se quejaba de un dolor de muela», aseguró.

Himnos bolivarianos

La madre de la interna relató que las reclusas se levantan entre las 4:00 o 5:00 de la mañana y, durante la jornada, deben cantar «himnos bolivarianos que inventaron». Hay pensamientos del fallecido presidente Hugo Chávez dibujados en las paredes. A esto se suma que deben practicar orden cerrado bajo el sol sin poder beber agua, señaló.

Un testigo, que pidió resguardar su nombre, describió que el centro de reclusión se ve en buenas condiciones en la entrada, sin embargo, al ingresar parece estar todavía en labores de construcción. En el lugar no hay inodoro, sino una letrina para hacer sus necesidades. «Hay material que todavía están terminando, de los baños salen gusanos, no tienen agua. Para un preso, ahorita, mandarlo a la Fénix, es el peor castigo que le pueden hacer», indicó.

A las internas que llegan nuevas las «bautizan»: caminan en dos filas mientras las custodias les dan patadas y palazos. «Por eso los familiares están molestos», apuntó.

 

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