Obesidad y embarazo: enemigos íntimos

Puede que siempre hayas tenido algún kilo de más y que hayas aprendido a convivir con elsobrepeso hasta tal punto que ya ni reparas en él. Sin embargo, ahora que te planteas quedarteembarazada, es el momento de retomar el asunto, de tomar conciencia de que el exceso de peso va mucho más allá de una cuestión estética y que las complicaciones de salud que conlleva no te incumben solo a ti.

¿Te has planteado cómo afectará tu peso a tu futuro bebé? Pues es determinante. Por ejemplo,complicará el parto y afectará a la salud de tu hijo incluso en la edad adulta. Además, los kilos extra también se lo ponen más difícil a la cigüeña y puede que tengas problemas para concebir

Cifras recientes indican que la tasa de sobrepeso en embarazadas ronda el 25% y la de obesidad, el 17%. Para saber si perteneces a uno de esos porcentajes, haz unos cálculos para salir de dudas. ¿Cómo? La unidad que mide el exceso de grasa es el Índice de Masa Corporal y se calcula dividiendo tu peso en kilos por tu altura en metros al cuadrado. Se considera sobrepeso un resultado entre 25 y 30, y obesidad por encima de 30.

Cuáles son los riesgos

Los estudios han demostrado que el exceso de peso previo al embarazo, así como engordar demasiado durante la gestación pueden acarrear problemas. Estos son los más importantes y sus consecuencias para tu salud y la de tu hijo.

Diabetes gestacional

Alrededor del 4% de las mujeres ven alterados sus niveles de azúcar en sangre durante el embarazo, y el exceso de peso, así como la edad y los antecedentes familiares, son los principales factores de riesgo para sufrir este problema. Sus repercusiones en el desarrollo del bebé varían.

«Si la diabetes es precoz (primer trimestre) puede aumentar el riesgo de aborto y de malformaciones congénitas. Si es de aparición tardía (segundo o tercer trimestre), puede provocar una aceleración del crecimiento del bebé», explica el doctor Sebastián Manzanares, especialista en Obstetricia del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y autor de uno de los estudios más recientes sobre las repercusiones del peso en el embarazo publicado en la revista médica ‘The Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine’.

Además, señala que en las primeras horas después de nacer, los bebés de estas madres con diabetes tienen más riesgo de alteraciones de la glucemia (hipoglucemia) y otros trastornos del metabolismo.

En general, este trastorno se controla con ejercicio físico y una dieta pautada y vigilada por el especialista (que mantenga a raya los niveles de azúcar pero a la vez ofrezca todos los nutrientes que el feto necesitan para su correcto desarrollo). Solo en algunos casos será necesaria medicación o la administración de insulina. Un dato más: aunque por lo general la diabetes gestacional desaparece tras dar a luz, el 25% de las mujeres que la han tenido son las perfectas candidatas para desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.

Hipertensión

Afecta aproximadamente a un 15% de las embarazadas que presentaban valores normales antes del embarazo y está generalmente relacionada con alteraciones en el desarrollo de la placenta, que es el órgano encargado de alimentar al bebé.

Si no se controla a tiempo, puede derivar en un trastorno que ponen en peligro la vida del niño y la madre: la preeclampsia. «Puede producirse una alteración en el crecimiento y la oxigenación del bebé, tanto durante el embarazo como durante el nacimiento. El parto de un feto comprometido por una insuficiencia placentaria, disminuye su capacidad de adaptación y tolerancia al proceso, y aumenta la frecuencia de sufrimiento fetal y de cesárea», advierte el experto.

Parto complicado

El riesgo de problemas obstétricos es tres veces superior en mujeres obesas, aumentan las tasas de aborto y de parto prematuro y, además, estas madres tienen el doble de riesgo de muerte fetal que las mujeres con peso normal.

«La mujer obesa en su embarazo tiene también más riesgo de que su bebé sea más grande y de necesitar una cesárea. Todo ello hace que la mortalidad perinatal –es decir, la posibilidad de morir el bebé antes, durante o hasta un mes después del parto– aumente significativamente, aunque dentro de los valores bajos que se observan en todos los hospitales», concluye el doctor Manzanares.

Hijo obeso y con enfermedades crónicas

Las condiciones en el útero materno tienen un efecto sobre la fisiología fetal conocido como‘programación fetal’, es decir, el ambiente donde se desarrolla el feto condiciona su desarrollo durante su vida posnatal y adulta.

Lo demuestra el dr. José Bellver, ginecólogo y especialista en Medicina Reproductiva de IVI Valencia, en el estudio ‘Female obesity: short and long term consequences on the off spring’ (‘Obesidad femenina: consecuencias a corto y largo plazo en la descendencia’). Este concepto se denomina también ‘memoria metabólica’ y hace que, por ejemplo, la obesidad se convierta en un problema perpetuamente autogenerado.

En este sentido, los hijos de madres con sobrepeso tienen un 40% más de probabilidades de padecer sobrepeso y obesidad, lo que sugiere que algunos mecanismos que subyacen a la obesidad se establecen antes del parto.

«La obesidad es un factor de riesgo importante para las enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular, el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2, en la adolescencia y la edad adulta de los hijos, por lo que las mujeres deberían tratar de concebir en un peso normal para obtener mejores resultados obstétricos», apunta el dr. José Bellver.

¡Y el padre también cuenta! Si la madre tiene un peso normal y el padre es obeso, el riesgo de obesidad afectaría solo a los hijos varones, no a las hijas. Sin embargo, si la madre es obesa se verá afectada tanto la descendencia masculina como la femenina.

¿Qué debes comer?

Comer en exceso no garantiza que estés cumpliendo con los requerimientos nutricionales. ¿Sabes cómo no debe alimentarse una embarazada?

– Nada de comer por dos. La ingesta no debe ser superior a 2.000 kcal diarias.

– No te pongas a dieta por tu cuenta. Los regímenes de adelgazamiento sin estricto control médico pueden suponer déficits nutricionales que comprometan el desarrollo fetal.

– Cuidado con sucumbir a los antojos. No hay base científica que avale la creencia de que hay que satisfacerlos.

– Evita las grasas saturadas y los alimentos con calorías vacías: refrescos, zumos envasados, snacks, golosinas…

¿Cómo puedes cuidarte?

– Antes del embarazo: Si la maternidad está en tus planes, pide cita para una consulta pregestacional. Es importante para planificar aquellas actuaciones que pueden mejorar los resultados de la gestación. Ten en cuenta que el 22% de las mujeres que recurren a tratamientos de reproducción asistida tienen sobrepeso, según los datos del Grupo IVI. Por este motivo, los ginecólogos recomiendan un plan de reducción de peso y modificar los hábitos nutricionales entre tres y seis meses antes de buscar el bebé de manera natural o antes del tratamiento.

– Durante la gestación. Dos pautas obvias: lleva una vida saludable y no te desentiendas de tu peso. Muchas mujeres se encuentran en los nueve meses de gestación la excusa perfecta para engordar sin cargo de conciencia.

El aumento idóneo de peso para una embarazada oscila entre 9 y 11 kilos a lo largo de toda la gestación. Sin embargo, a mayor peso materno, los límites disminuyen. Así, para una mujer con un peso normal se recomienda una ganancia máxima de entre 11 y 16 kg, mientras que si existe obesidad, entre siete y 11 kg. «A pesar de las recomendaciones, lo más frecuente hoy en día son ganancias de 15 a 20 kg, lo cual provoca un exceso de peso que permanece tras dar a luz», advierte el dr. Manzanares.

Fuente: DC|MH

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