¡Me atracó un policía! Por Alfonso Hernández Ortiz (@AlfonsoZulia)

La palabra atraco, es definida según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) como la acción de atracar, la cual entre unas de sus distintas definiciones, significa “asaltar con propósito de robo”. Así mismo la principal definición de “policía”  la conceptualiza la RAE como, “cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las autoridades políticas”. Por lo tanto, es una gran contradicción pensar que quienes están destinados a garantizar la seguridad se dediquen a asaltar es decir a robar al ciudadano, el mundo al revés.

Precisamente, fue lo que le ocurrió a un chofer de una empresa, el cual fue víctima de un robo de una camioneta por parte de cuatro policías motorizados pertenecientes al Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (CPBEZ), cuando se trasladaba por una vía principal de la capital zuliana; los policías lo interceptaron, solicitándole los documentos del vehículo, realizándole una requisa, la cual el chofer pensó que era un procedimiento de rutina, su sorpresa fue tal que al momento de buscar los documentos en la guantera de la camioneta, sintió que lo apuntaban con un arma, y le gritaron quédate quieto maldito esto es un atraco, los policías arrancaron en sus motos y dejaron al individuo a la merced de otros dos delincuentes, quienes embarcaron al trabajador en el vehículo, le aplicaron el psicoterror respectivo y lo dejaron botado, en una zona despoblada a las afueras de la ciudad.

El acontecimiento anteriormente narrado, no fue noticia, ya que la victima quien fue nuestra fuente, prefirió no hacerlo público en los medios de comunicación, sin embargo la denuncia reposa en la sede del CICPC del estado Zulia y lo alarmante de este caso, es el modus operandi que están utilizando los delincuentes uniformados para despojar a sus víctimas de sus vehículos, haciéndose valer de su autoridad, poder y fuerza, el cual deja completamente indefenso a quien sea interceptado por policías y le ordenen detenerse por una supuesta requisa.

Un caso similar, que si fue noticioso, le ocurrió a 20 pasajeros que se trasladaban a las cuatro de la mañana en un autobús desde de la terminal de pasajeros de Maracaibo con destino hacia Maicao y el cual fue interceptado por una patrulla de la Policía Nacional Bolivariana, ordenándoles a todos los pasajeros que se bajaran de la unidad, y bajo la acción delincuencial de 5 funcionarios los despojaron de sus documentos de identidad, pertenencias, dinero y demás artículos personales.

Luego de analizar estos casos con colegas expertos en seguridad, recomendamos a cualquier ciudadano que le ocurra algo similar, es decir que lo traten de detener policías motorizados o en vehículos oficiales, actuar de la siguiente manera: encender las luces internas y las intermitentes del vehículo, a fin de comunicarle al funcionario que ha captado su orden de detenerse; disminuir la velocidad del vehículo y evitar detenerse en sitios oscuros y desolados; comunicarse inmediatamente desde su celular con alguien a quien le puedan informar donde se encuentran, evidenciándole al policía que usted mantiene comunicación con otra persona; cerciorarse que el funcionario este uniformado e identificado de modo visible, en caso contrario solicitarle que se identifique, tal como lo establece el artículo 66 de la Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional.

Ciertamente estos hechos delictivos, desdibujan totalmente la imagen institucional y credibilidad de los cuerpo de seguridad del Estado, llamando a la reflexión a la clase política, a quienes dirigen estos organismos, y a los funcionarios en general a hacerse un examen de consciencia sobre la grave situación que ha degenerado la figura del policía, quizás sea una minoría la que ha sido penetrada por las mafias criminales, pero el daño que le generan a la institución es irreparable, en palabras del profesor Francisco Delgado “En medio del desorden y la anomia, el Estado pierde de manera progresiva el control de los espacios públicos y el monopolio en el uso de la fuerza; que no sólo son sus características inmanentes, sino también garantías de la paz y la seguridad ciudadana”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortiz / Politólogo – Abogado / @AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com

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