Raúl Parra: ¿Eres emprendedor o perezoso?

 

[MARTIN LUTHER KING] No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena.

 

En la vida hay gente de empuje, emprendedora, así como pasivas y apáticas. La parábola de los talentos (1) nos describe estas dos clases de personas: Un hombre decide irse de viaje, llama a tres de sus empleados y les encarga su dinero, entregando en sus manos uno, dos y cinco talentos (equivalentes a 1.000, 2.000 y 5.000 monedas de oro). Al cabo de un tiempo, cuando el jefe regresa y pide cuentas, resulta que los emprendedores los habían multiplicado por dos, entregándole a su patrono rendimientos tangibles; mientras que el empleado negligente, miedoso y malo lo había enterrado, devolviéndoselo íntegro a su señor, razón por la cual perdió la recompensa.

 

¡Cuánto se parece esta fábula a los tipos de personas que existen en la vida real! ¿Quiénes tuvieron éxito en ella? Los activos y atrevidos. Ellos tomaron la iniciativa y se esforzaron. ¿Quién perdió? El pasivo e inactivo. Hay dos aceras: La de los emprendedores, llenos de iniciativa, y la de los perezosos y pasivos, ¿en cuál te encuentras tú?

 

Muchas personas pasivas no son malas per se, pero el mal sí es una fuerza activa; y la pasividad puede convertirse en aliada del mal, si no ejercemos presión en su contra. Martin Luther King dijo: No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena. La pasividad nunca da resultados positivos. Dios nunca trabajará por ti, no saldrá a buscar empleo por ti, no hará la comida por ti, no estudiará por ti para aprobar el examen, eso sería invadir tus límites. Él respalda que seas emprendedor y activo, buscando y golpeando a la puerta de la vida.

 

Dios no propicia la pasividad. El empleado “malo y perezoso” fue pasivo; no lo intentó. Debes saber que la gracia de Dios cubre el fracaso, pero no compensa la pasividad. Cumple con tu parte. El pecado que Dios sanciona no es fracasar en el intento, es no intentar. Para aprender hay que intentar, fracasar e intentar de nuevo. Quedarse sin intentar significa que triunfaría el mal. Dios expresa su opinión sobre la pasividad: Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado. Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. (2) Para tu alma es destructivo “volver atrás” pasivamente. Por ello, Dios no tolera la inacción y quiere que preserves tu vida.

 

Piensa en esto      

 

Leí que cuando el pichón está por salir de su cascarón, si alguien rompe el huevo por el pájaro, la cría se muere. El pichón debe picotear el cascarón para salir al mundo. Este “ejercicio” emprendedor lo fortalece, y le permite sobrevivir en el mundo exterior. Si se le quita esa responsabilidad, se muere. Dios te ha hecho de la misma manera; si Él te “rompe el cascarón”

(hace tu trabajo e invade tus límites), morirías… no vuelvas atrás pasivamente. Construye límites sanos en tus relaciones. Hazlo con iniciativa y emprendimiento, siendo activo y enérgico, pidiendo, buscando y golpeando a la puerta. Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. (3)

 

 

(1) Mateo 25:14-30 ; (2) Hebreos 10:38-39 (NVI) ; (3) Mateo 7:7 (NVI)

 

Te invito a sintonizar de lunes a viernes a las 11:00 a. m. Onda, la superestación 107.3 FM, en Maracaibo; o bajando la aplicación de Unión Radio a tu dispositivo móvil y ubicando la emisora, para escuchar desde cualquier parte del mundo micros inspiradores de dos minutos llamados “Influyente”.

 

DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT

 

 

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