Rumbo a la visión de Superman

Ver de noche o en medio de la oscuridad es una capacidad natural de algunos animales que los seres humanos pueden emular con la ayuda de algunos dispositivos ópticos y electrónicos, pero dentro de poco las personas podrían dotarse de la denominada visión nocturna sin ayudas tecnológicas.

Un equipo de investigadores independientes, asentado en California (Estados Unidos)  llamado Science for the Masses (Ciencia para las Masas) o SfM, anunció que ha conseguido introducir con éxito en los ojos de un voluntario un líquido que le permite distinguir objetos en la oscuridad a una distancia considerable.

La sustancia llamada Chlorin e6 (Clorina e6) o Ce6 y utilizada en tratamientos para el cáncer de ojo y otras enfermedades oculares, fue probada en Gabriel Licina, un integrante de SfM, un grupo de “biohackers” o, investigadores que realizan estudios biológicos fuera de los laboratorios convencionales y del ámbito de la ciencia institucional y que promueven la “ciencia ciudadana”.

Proceso

En los globos oculares de Gabriel Licina, un investigador en bioquímica en una universidad del noroeste del Pacifico estadounidense se depositaron, mediante un instrumento de laboratorio similar a una jeringuilla sin aguja, unas gotas compuestas de insulina, solución salina y una dosis extremadamente baja de Ce6, lo cual le dotó transitoriamente de una visión nocturna.

Bajo les efectos del Ce6, una molécula emparentada con la clorofila, con propiedades amplificadoras de la luz y con un efecto fotosensibilizador de larga duración, Licina consiguió identificar en las oscuridad a personas que se escondían a 50 metros de distancia, según información del portal científico ‘Mic’.

Para SfM (http://scienceforthemasses.org/) esto es un indicio de que esta sustancia, que se utiliza en medicina para hacer que los ojos se vuelvan más sensibles al tratamiento de los tumores con láser y para tratar algunos casos de ceguera nocturna debida a enfermedades degenerativas de la vista, puede inducir la visión nocturna en las personas sanas.

Amplifica la luz

Los ojos de Licina, colocado en posición supina, primero fueron rociados con la solución salina y, a continuación, el líquido experimental de Ce6 de color negro fue depositado en sus sacos conjuntivales (el espacio comprendido entre los párpados y el globo ocular) mediante una micropipeta, en tres pequeñas dosis aplicadas a cada ojo, según SfM.

Cada dosis era absorbida mientras se recargaba la micropipeta y el color negro del líquido desaparecía del ojo en unos pocos segundos, según el informe publicado por SfM.

Después de completar la aplicación, se retiró el espéculo con que se mantenían abiertos los ojos del voluntario, a quien entonces se le colocaron unas lentillas de color negro en las escleróticas o parte blanca de cada globo ocular, para reducir la posible luz que pudiera entrar a sus ojos.

Licina utilizó gafas de sol durante todo el ensayo, para asegurar aún más que se desenvolviera en unas condiciones de mínima luminosidad y reducir al máximo su posible exposición a cualquier tipo de luz brillante.

Tras dos horas de ajustes, los investigadores probaron la capacidad de visión nocturna del voluntario, en un entorno de oscuridad, de acuerdo a ‘Mic’.

Según esta fuente, tras comprobar que Licina era capaz de distinguir diversos objetos del tamaño de una mano a 10 metros de distancia, con distintas letras, números, colores y formas, situaron a personas en distintas zonas de un bosque mientras el observador permanecía a unos 50 metros de distancia.

El hombre fue capaz de indicar la posición de la gente que permanecía entre los árboles mediante un puntero láser con un 100 por ciento de exactitud, mientras que un grupo de control, formado por voluntarios que no recibieron Ce6, sólo pudieron determinar con precisión la posición de la gente en la oscuridad en un tercio de los casos, según ‘Mic’.

La visión diurna de Licina volvió progresivamente a la normalidad y, transcurridos 20 días del ensayo, no parecían haberse producido efectos secundarios notables, según SfM.

Hacia un superhumano

“Para mí fue rápido, experimenté una falta de definición de color negro verdoso en mi visión, que luego se disolvió en mis ojos”, señaló Licina a ‘Mic’, respecto de lo que sintió al recibir el Ce6.

Así explicó  a la revista ‘Newsweek’ lo que percibió durante el ensayo: “Es sutil. No es algo para exclamar ‘¡oh, Dios mío tengo una supervisión!. Es más bien como que la oscuridad se vuelve un poco menos oscura, todo era un poco más brillante. No se trataba de una luz notable o ardiente, sino de una sensación suave de ¡oh puedo ver algunas cosas!”.

Respecto de los próximos pasos que darán los investigadores, Licina manifestó  que ahora están probando la reacción del ojo usando una técnica llamada ERG para poder conseguir algunos datos cuantificables, ya que los  subjetivos, como los obtenidos en este primer ensayo, no pueden considerarse en absoluto como buena ciencia”.

“Un ERG es un electrorretinograma. Es como un EEG o electroencéfalograma, pero uno de los electrodos se coloca sobre uno de los ojos y mide la actividad eléctrica debida a la excitación ocular. Esta técnica es una buena manera de obtener datos concretos sobre cómo el ojo está respondiendo a los estímulos”, explica a Efe Licina, fundador de SfM junto Jeffrey Tibbetts, responsable del equipo médico de SfM.

Para Licina la visión nocturna, tal y como él la ha experimentado, no puede considerarse aún un súperpoder, sino sólo una pizca del borde de una posible capacidad suprahumana.

DC | EFE  | Foto: Agencias

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...