Algunas reflexiones, por Golfredo Dávila (@golfredodavila)

Alí Primera en el “Sangueo para el regreso” decía “el pueblo es sabio y paciente” y a la luz de lo que hoy sucede decimos que es muy paciente. Hay que hacer una muy buena lectura sobre el comportamiento de nuestro pueblo en estos tiempos de crisis, para no correr el riesgo de la insensatez. El quietismo, la tensa calma, pareciera conformismo, pero la gente lleva la procesión por dentro y puede responder cuando menos lo esperamos.

 

Densos sectores padecen, con sobradas razones, de ansiedad, ella se refleja en un inmenso deseo por que haya cambios, que al no producirse, causan frustración, desesperanza, resignación e indiferencia. ¡Ojo! los cambios no sólo son anhelados por opositores al régimen, buena parte del chavismo quiere que el gobierno lo haga bien. Lamentablemente los deseos no transforman realidades. Por ello es bueno que reflexionemos, ya no tanto por la manifestación concreta de los problemas, sino sobre los intríngulis y las complejidades de la realidad subjetiva, que va mucho más allá de la pobreza, de las colas, de la inseguridad, de la corrupción o de la represión que el régimen ejerce.

 

El análisis profundo de los problemas ha sido suficientemente plasmado a través de los diversos mecanismos de comunicación con que contamos, se han debatido sus causas, sus consecuencias e incluso se han señalado las soluciones que se requieren para que el país salga adelante, lo cual ha significado un paso importante en los largos años de lucha que la sociedad ha desarrollado. Pero al parecer, no se ha hecho todo lo debido y faltan algunas condiciones para dar el cambio definitivo, sobre todo las que guardan relación con el mundo de la subjetividad, allí encontramos el primer signo, y está vinculado a la inexistencia de diálogo en la sociedad, lo cual ha sido un freno para el país. El diálogo es previo a cualquier proceso de reconciliación y de despolarización, pero hemos sido incapaces de desarrollarlo, debido a que no reconocemos al otro y viceversa.

 

Y el primer paso en esa dirección tiene que darlo quien busca el poder, es decir al liderazgo opositor, quien conoce muy bien de su importancia y de las complejidades que existen, pero sigue atado, hasta ahora no ha podido conectarse con el otro. Además, al interior coexisten sectores con posturas extremas que a pesar de ser minoría, hacen daño, ejemplo, quienes plantean que ya no hay chavistas en el país, o que siempre los dueños del poder ganaron elecciones por trampas, lo cual niega de plano cualquier diálogo, porque según ellos el otro no existe. Desde esa perspectiva todo es lineal, no hay matices, ellos resumen todo en sacar a unos tipos del poder y sus discursos son más insultantes e irrespetuosos contra líderes de la oposición que los realizados por la cúpula gobernante. Igualmente ocurre con sectores afectos al régimen, que se niegan a escuchar otra versión de la realidad que no sea la de sus jefes, es algo digno de estudios sociológicos y psicológicos, pero sin ir muy lejos, se trata de un resentimiento inducido desde el poder, a través del bombardeo constante y sistemático que se hace por la red nacional de medios públicos.

 

Además de estos desencuentros y de los problemas acumulados antes señalados, notamos el segundo gran obstáculo para el cambio, se ha instalado en la sociedad una cultura de la sobrevivencia y del dinero fácil, que costará tiempo derrumbar, se han reforzado antivalores peligrosos, se perdió el valor del trabajo y del respeto por la vida, la gente se aprovecha de las circunstancias y busca resolver sus carencias a costilla de quienes también sufren penurias, no descarga sus angustias contra los responsables de la crisis, sino contra otro compatriota. Pareciera haberse extinguido la idea de nación y del desarrollo, no me refiero a la cúpula corrupta que no siente el menor interés por el país, sino a los vicios diseminados en la sociedad, que se han traducido en un círculo vicioso, si no hay producción se bachaquea y se especula con el dólar, y la obtención del dinero fácil se convirtió en el mecanismo que frena la producción y cualquier proyecto de desarrollo que genere empleo y bienestar, cabe preguntarse ¿seremos un país destinado a la dependencia por la eternidad?.

 

Y un tercer obstáculo es el señalado por algunos criminólogos, sobre la existencia de 5 micro Estados de la violencia, que se autogobiernan a través de códigos antihumanos y ejercen poder sobre el Estado formal.

 

De tal manera que el asunto es mucho más complejo que llegar al poder, pero necesariamente para dar inicio a la construcción de un nuevo país, con nuevos valores hay que lograr un gobierno cónsono con los sueños de quienes aspiramos un cambio de rumbo.

 

DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila

 

 

 

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