Huelga golpea a Gobierno argentino meses antes de las elecciones

Los principales sindicatos de Argentina realizaban el martes una huelga general de 24 horas para exigir una rebaja en el impuesto que grava al salario, en medio de la delicada situación económica que vive el país siete meses antes de una elección presidencial.
La medida de fuerza afectaba principalmente al transporte público de pasajeros y de cargas, al transporte aéreo, a bancos, gasolineras y puertos, cuyos trabajadores reclaman una respuesta del Gobierno ante la presión impositiva y la caída del poder adquisitivo que según dicen sufren por la alta inflación, informó Reuters.

«El paro (huelga) fue contundente. Muchos trabajadores adhirieron de manera directa, aunque sus gremios no lo hicieran», dijo ante la prensa Hugo Moyano, líder de la poderosa central sindical opositora CGT.

Por su parte, la presidenta Cristina Fernández dijo en un acto transmitido por cadena nacional que la huelga fue política y que «si no hubiese habido paro de transporte, no hubiese habido paro general».

«Siento vergüenza que el 10 por ciento que paga Ganancias no deje ir a trabajar al otro 90 por ciento», enfatizó la mandataria en un acto realizado en el partido bonaerense de La Matanza.

Representantes sindicales advirtieron que podrían lanzar un nuevo paro en breve, de por lo menos 36 horas, si el Gobierno no reduce la presión impositiva sobre los salarios.

La huelga, que tiene lugar cuando están comenzando las negociaciones salariales entre sindicatos y empresas, fue convocada inicialmente por los gremios de trabajadores del transporte, y luego adhirieron a ella las poderosas centrales sindicales opositoras, partidos de izquierda y algunos gremios oficialistas.

Los líderes sindicales aseguran que la escala del impuesto a las ganancias que se aplica a los salarios quedó desactualizada por la alta inflación y que cada vez más trabajadores se ven obligados a pagar el tributo.

Además, según los sindicalistas, una parte de los aumentos salariales anuales otorgados por las empresas y el Estado para compensar la alta inflación se perderían por el impuesto.

«Es necesario que el Gobierno escuche el reclamo de los trabajadores, no es posible que el salario pague impuestos. No solo esto nos afecta, también la inflación carcome el poder adquisitivo», dijo a Reuters la trabajadora bancaria Claudia Ferretti, de 35 años.

Los autos particulares invadieron las calles de Buenos Aires el martes, ya que no había autobuses, trenes ni servicio de metro. Agrupaciones de izquierda realizaron piquetes en los accesos a la ciudad para disuadir a los trabajadores de ir a sus lugares de trabajo.

Los mercados financieros operaron con una actividad muy reducida, mientras que los puertos de granos del área de Rosario y la plaza ganadera de Liniers en Buenos Aires estuvieron prácticamente paralizados.

El ingreso de camiones para descargar mercadería en la zona portuaria de Rosario cayó un 55,3 por ciento con respecto al lunes, a 2.543 vehículos.

La protesta se sintió también en la casa de Gobierno, donde empleados como los del rubro gastronómico se sumaron a la huelga, mientras que otros no pudieron llegar por la falta de transporte.

RESPUESTA DEL GOBIERNO

A siete meses de las elecciones presidenciales, el Gobierno que encabeza Cristina Fernández -quien no puede presentarse a una nueva reelección- consideró que la huelga tenía carácter estrictamente político, y adujo que el Impuesto a las Ganancias -que grava los sueldos- afecta sólo a los trabajadores de salarios altos.

Por otro lado, las autoridades esgrimen que una baja en el impuesto afectaría la recaudación y, por ende, el nivel de gasto social del Gobierno.

«¿Por qué están parando? Están parando por defender los sueldos altos de otros gremios (los sindicatos del transporte). Parece que se mofan de quien tiene vocación de trabajar, algo inconcebible», señaló el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a periodistas.

Fernández agregó que la tasa grava sólo al 7 u 8 por ciento de los trabajadores del transporte automotor en huelga.

La paralización es impulsada por la principal central obrera opositora al Gobierno, la Confederación General del Trabajo (CGT) -que controla sindicatos clave como el de choferes de camiones-, y la más pequeña Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), con influencia sobre los gremios de empleados estatales.

La inflación fue superior al 30 por ciento el año pasado, según muchos economistas particulares, mientras que se espera que se ubique por encima del 20 por ciento en el 2015, en medio de un estancamiento de la actividad económica por la falta de divisas para financiar la producción y una caída en el consumo.

DC | Agencia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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