“Partidos políticos sin democracia”, por Alfonso Hernández Ortiz (@alfonsozulia)

Ante la crítica situación política que vive el país, me permito dedicarle unas líneas a los dirigentes encargados de llevar las riendas de los partidos políticos de la oposición, partiendo del principio que “para poder lograr una mayor profundización y ampliación de la democracia, se requieren de partidos políticos democráticos”, y aunque se han anunciado elecciones primarias, “se evidencia que se impone la dedocracia, el consenso como sinónimo de pactos ominosos y la resistencia al cambio desde los organismos de dirección de los partidos políticos”, presentándose graves casos de personalismo, oligarquía interna, nepotismo, clientelismo,  oportunismo, e improvisación manifiesta en la espera de la salida de quienes nos gobiernan a través del fracaso o renuncia como única estrategia característica de los partidos políticos nucleados en la (MUD).

 

Desde esta perspectiva se recogen algunas ideas de Roberto Casanova, investigador del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) sobre los partidos políticos de Venezuela, las cuales podrán servir de referencia ante el desafío y reinvención que demandan estas instituciones para garantizar una mejor calidad de la democracia en el país.

 

La investigación se enfoca en la necesidad de reinvención de los partidos políticos en generar visiones, programas de gobierno, políticas públicas, procesos organizativos, profundizar su carácter pedagógico y de formación de cuadros. Requiriendo el desarrollo de sus liderazgos, revisión de sus procesos en la toma de decisiones y sus estrategias de crecimiento. De igual forma destaca la necesidad de examinar sus procesos electorales, la reelección de candidatos, la identificación con las bases sociales y con otras organizaciones políticas, civiles, empresas, sindicatos, gremios y medios de comunicación.

 

Casanova plantea, en su obra “Partidos Políticos venezolanos ideas para su renovación (2012)” siete principios para su reinvención; en primer orden plantea el principio estratégico; orientado en lograr la visión de la sociedad y el mundo, su programa de gobierno, presupuestos, especificar políticas públicas y desarrollar centro de estudios estratégicos. Seguidamente el principio deliberativo, persigue la puesta en práctica del diálogo, el aprendizaje permanente, la comunicación con el electorado, la interacción con grupos de interés, el intercambio de ideas con otros partidos políticos, la realización de reuniones periódicas con diversos sectores sociales, la puesta en práctica de sistemas conversacionales alrededor de temas específicos del país, la necesidad de incentivar una comunidad de aprendizaje, la promoción de la inteligencia creativa y el desarrollo de nuevas ideas.

 

En tercer orden, el principio pedagógico, se aboca a la necesidad de comprensión de los grandes temas públicos, la incorporación del liderazgo intelectual ante el oportunismo de la opinión pública, el desarrollo de una política de pedagogía social, la necesidad de la formación continua de cuadros que aspiren ejercer cargos públicos y la creación de escuelas de gobierno. Seguidamente el principio de responsabilidad; exhortando al deber que tienen los partidos políticos de responder a los ciudadanos en el cumplimiento de sus ofertas electorales, compromisos, rendición de cuentas, denuncias públicas y presentación de pruebas y establecer una estrategia de credibilidad ante la ciudadanía.

 

Consecutivamente, el principio de delimitación, plantea que los partidos políticos no deben ser instrumentos de determinados grupos de interés, ni las organizaciones de la sociedad una herramienta al servicio de un partido, como tampoco apéndices de las instituciones del Estado. Le sigue el principio federativo, persigue destacar la necesidad de practicar la descentralización en los partidos políticos, en donde prevalezca la autonomía de los movimientos locales y regionales, ante la dinámica centralizada del poder.

 

Finalmente, se destaca el principio democrático, en palabras de Casanova “Un partido debe ser una permanente escuela de democracia para sus miembros y para la sociedad en la que actúa. El principio democrático es, sencillamente, irrenunciable”. Sin embargo se presenta un fenómeno altamente contradictorio que quienes aspiran llegar al poder a través de elecciones, les resulta difícil seleccionar sus propias autoridades y candidatos a través de ese mismo mecanismo. De manera tal que prevalece un régimen oligárquico, distante al marco constitucional (articulo 67 CRBV) que obliga a los partidos a realizar elecciones internas periódicamente, sin embargo las supremacías internas se han valido de evasivas para demorar e incumplir con ese deber, presentándose entonces el fenómeno de “partidos políticos sin democracia”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortiz / Politólogo/ Abogado / dialogopublico@gmail.com / @alfonsozulia

 

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...