¿Hipnociudadanos o ciudadanos? por Alfonso Hernández (@Alfonsozulia)

Hablar de políticos comprometidos, de ciudadanos responsables y del valor de la democracia en Venezuela implica cuestionarse sobre cómo hemos permitido llegar al grado descomposición social; los altos índices de criminalidad; el desempleo; la inflación; el desastre en los servicios públicos; el deterioro del sector salud y educativo; los sueldos de miseria de los funcionarios públicos, maestros, policías, profesores universitarios; en fin permitir el desgobierno y la desatención generalizada de nuestra clase política en su tres niveles, ante la complacencia de la ciudadanía.

 

Aunque los ciudadanos son los afectados directos del desgobierno, contradictoriamente al momento de las elecciones, siguen dándole el voto de confianza a los políticos que por el contrario cada vez están más acomodados con los privilegios que le brindan sus cargos, influencias, sueldos, comisiones, prerrogativas; tales como carros blindados, chofer, viáticos, grandes banquetes en restaurantes lujosos, viajes en avión, guardaespaldas, fiestas, comisiones, clínicas privadas, vacaciones en el extranjero, viviendas en villas privilegiadas, entre otras prerrogativas propias de manejar el poder. Mientras los presupuestos públicos son manejados a su libre albedrío y sin discreción alguna, bajo el auspicio de sus cómplices leales en las contralorías y legislaturas ya que finalmente forman parte de la misma casta, indistintamente del color o ideología, son aliados afines en los privilegios compartidos por las mieles del poder político.

 

El politólogo, Giovanni Sartori plantea, que los partidos políticos son conductos de expresión; es decir, pertenecen, en primer lugar y por encima de todo, a los medios de representación: son instrumento, o una agencia, para representar al pueblo y expresar sus exigencias, ahora, visto de esta manera yo me pregunto ¿realmente los políticos venezolanos están al servicio de los ciudadanos?, cuando se muestran  poderosos y dominantes, utilizando sus partidos políticos como instrumentos de manipulación, dominación y control de la vida ciudadana o será como lo plantea Francisco Rubiales en su obra Políticos Los Nuevos Amos “Haber permitido que los partidos políticos se transformaran en refugio de opresores y en maquinarias obsesionadas por el poder han sido dos errores terribles de los ciudadanos libres. En este sentido seguiremos eligiendo a políticos profesionales, que se olvidan que mandar es servir y actúan como pequeños emperadores de la democracia”.

 

De tal manera, el comportamiento demostrado por los políticos en el ejercicio del poder, conlleva a generar una reflexión profunda por parte de la ciudadanía, al momento de elegir a sus gobernantes, ya que finalmente somos nosotros quienes les brindamos la oportunidad de representarnos, muchas veces siguiendo solo un nombre o una sigla o un color sin conocer, propuestas, trayectoria y capacidad para ejercer el cargo público al cual será electo, derivándose entonces que mientras existan ciudadanos que no le den importancia y valor a su voto, tendremos políticos que no le darán importancia y valor al ciudadano.

 

Sin embargo, me permito también dejar claro que para el ejercicio de la democracia son esencialmente importantes los partidos políticos, partidos que desarrollen una acción política coherente con sus principios o ideologías, que ejerzan la democracia interna para elegir cargos de representación popular y a sus directivos, que permitan la pluralidad, alternabilidad en el poder, la participación, discusión de las ideas y el debate sobre el que hacer social, que formen a sus dirigentes para asumir cargos de gobierno con eficiencia, transparencia, ética y en beneficio de los ciudadanos. Asimismo se exige la participación protagónica de los ciudadanos, que dejen atrás la apatía, la decepción, la indiferencia, la alcahuetería de las mentiras insostenibles de los políticos profesionales.

 

La sociedad exige ciudadanos críticos de los políticos, ciudadanos informados sobre el manejo de los bienes públicos, ciudadanos que puedan asumir responsabilidades en la toma de de decisiones, bien como lo plantea Sartori “estamos dando más poder a ciudadanos menos informados, menos competentes y en realidad menos ciudadanos. Los llamo hipnociudadanos o subciuddanos: un ciudadano totalmente desinformado, no interesado e increíblemente ignorante”. Nuestro compromiso como ciudadanos es asumir con coraje el papel que nos corresponde exigir cuentas y resultados, el llamado es a empoderarnos y revelarnos ante la clase política dominante, es decir dejar de ser hipnociudadanos y pasar a ser ciudadanos responsables.

 

DC / Alfonso Hernández Ortiz / Politólogo / Abogado / dialogopublico@gmail.com / @Alfonsozulia

 

 

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