El IS decapita a 21 cristianos egipcios secuestrados en Libia

Una filial libia del autodenominado Estado Islámico (IS) ha difundido este domingo el vídeo con la decapitación de los 21 egipcios de la minoría cristiana copta secuestrados entre los meses de diciembre y enero en la ciudad de Sirte, en el oeste de Libia.

En el vídeo, de cinco minutos de duración y titulado ‘Un mensaje firmado con sangre a la nación de la cruz‘, los cristianos arrodillados y enfundados en mono naranja son ejecutados por una legión de hombres encapuchados en una playa de la provincia de Trípoli. En la grabación, que presenta una factura casi cinematográfica y en la que se aprecia incluso el uso de una grúa, los yihadistas amenazan «al pueblo de la cruz, los seguidores de la hostil iglesia egipcia».

Uno de los verdugos lanza una breve alocución en inglés, con subtítulos en árabe. «Pueblo, recientemente nos visteis en la colinas de Sham y la tierra de Dabiq, cortando cabezas que han cargado con la cruz durante mucho tiempo, llenos de pesar contra el islam y los musulmanes. Hoy estamos al sur de Roma, en la tierra del islam, en Libia enviando otro mensaje», advierte el encapuchado.

«Cruzados, vuestra seguridad es algo solo al alcance de vuestros sueños especialmente cuando lucháis juntos contra nosotros», agrega poco antes de que los rehenes sean arrojados a la arena y decapitados. El vídeo está producido por Al Hayat, la productora del IS, con una edición multicámara y recursos tan sofisticados como una cabeza caliente que se eleva sobre la orilla donde tiene lugar el crimen.

La secuencia concluye con la imagen de un mar ensangrentado. «Ocultasteis el cuerpo de Osama Bin Laden en el mar. Nosotros juramos por Alá que lo mezclaremos con vuestra sangre», afirma el yihadista, que considera la brutal ejecución una represalia por el destino de Kamilia Shehata y Wafa Constantine, dos coptas convertidas al islam que -según los extremistas- «fueron torturadas y asesinadas por la Iglesia Copta de Egipto».

El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, convocó una reunión urgente del Consejo de la Defensa Nacional tras la difusión del vídeo, según informa EFE. Este Consejo, máximo órgano de decisión en asuntos de seguridad de Egipto, está formado por el jefe de Estado, jefe de la Inteligencia y los ministros egipcios de Defensa, Interior, Exteriores y Finanzas. También forman parte de ese organismo los comandantes de los principales departamentos del Ejército, entre otros.

Secuestrados en diciembre y enero

El trágico desenlace se intuía desde que el jueves se publicaran varias fotografías de los rehenes enfundados en el mono naranja usado durante las ejecuciones en Dabiq, la revista en inglés del IS. En las instantáneas, que corresponden a fotogramas del vídeo divulgado este domingo, las víctimas aparecen escoltadas por hombres encapuchados, desfilando por una playa con las manos esposadas.

Los egipcios asesinados, que trabajaban en Libia, fueron raptados en dos asaltos separados reivindicados hace unas semanas porProvincia de Trípoli, una filial libia del Estado Islámico. El primer incidente tuvo lugar el 27 de diciembre, cuando siete coptos fueron detenidos en un puesto de control tratando de abandonar Sirte.

El 3 de enero, una semana más tarde, 13 trabajadores cristianos egipcios fueron raptados en un complejo residencial de la villa. En plena madrugada un escuadrón de hombres armados y enmascarados asaltó el lugar y obligó a los residentes a identificarse.

Ayer, en declaraciones a EL MUNDO, varios familiares de los cristianos secuestrados trataban de no dejarse vencer por los malos augurios. «A principios de enero nos comunicaron la noticia y desde entonces estamos hundidos», confesó Bashir Estefanos, hermano de Bishoi y Samuel, dos jóvenes de 23 y 27 años que trabajaban en Libia.

Los parientes han protestado en los últimos días por la inacción de las autoridades egipcias. El viernes se reunieron con el primer ministro Ibrahim Mehleb. Por su parte, el presidente del país Abdelfatah al Sisi creó una comisión para «esclarecer la situación» y prometió repatriar a los miles de egipcios que trabajan en la turbulenta Libia.

«El Gobierno no ha hecho prácticamente nada», se quejó ayer Busra Aziz, tío de Mina, un joven de 21 años incluido en la lista de los asesinados. Mina fue secuestrado a principios de enero cuando en plena madrugada un escuadrón de hombres armados y enmascarados asaltó el lugar y obligó a los residentes a identificarse. «Llamaron a la puerta gritando: ‘¿Dónde están los cristianos?’ Cuando los encontraron se los llevaron», relató Azizi.

DC | EM

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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