El desprendimiento, por Raúl Parra (@RaulParraT)

Un hombre rico iba en su limosina, cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y les preguntó: -¿Por qué están comiendo césped? – Porque no tenemos dinero para comida -dijo uno de los pobres hombres-, – Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré mejor. – Gracias, pero ambos tenemos esposa e hijos, están allá, debajo de aquel árbol. – Que vengan también, vengan todos, que yo los alimentaré mejor. Pues bien, entraron todos en la lujosa limosina y llegaron a la casa del millonario, una mansión enorme y muy suntuosa, a lo que este les dice: – Miren, detrás hay un jardín inmenso y el césped es de primera calidad, está como de 1,5 metros de alto… ¡Coman todo lo que quieran!…

 

 ¿Eres así de desprendido?

 

Lucas 12:33-34 (DHH) dice: Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón.

 

¿Cuál es el problema de las riquezas de la tierra?

 

Que no te puedes fiar de ellas. Las monedas nacionales fluctúan constantemente en su valor relativo y con lo que ayer hacías una inversión inmejorable, hoy puede significar la pérdida de tus ahorros. Hay crisis contra las que los bancos no te pueden proteger. En muchos países ha habido crisis inflacionarias que se han tragado los ahorros de la gente, incluyendo a Venezuela que ostenta el nada honroso título del país con la más alta inflación en el mundo. Y mil cosas más pueden suceder para perder lo que suponías seguro.

 

No puedes llevarte las riquezas de la tierra

 

Acumular tesoros para el futuro tiene otro inconveniente que Jesús ilustró cuando habló de un agricultor rico (Lucas 12:16-21) que tuvo una serie de cosechas excepcionales y decidió que dejaría de trabajar y empezaría a comer, beber y gozar de la vida, viviendo de lo que había almacenado. ¡Esa misma noche murió! Cuando mueras no podrás llevar contigo tus tesoros.

 

Las riquezas de la tierra las puedes invertir en la eternidad

 

Hoy, cuando se exalta como valores supremos la comodidad, el éxito personal y la riqueza material, la generosidad representa el antídoto para impedir que el amor al dinero te atrape. He aquí la clave de la filosofía económica de Jesús: Si lo único que tienes seguro para el futuro es tu muerte, entonces la inversión más lógica es la que prepara tesoros para ese momento, es decir, tesoros en el cielo.

 

La banca celestial ofrece garantías que otra no puede dar. En el cielo no hay inflación ni devaluación de la moneda ni crisis económica. No hay guerras ni misiles. Es imposible que ahí te roben, te pongan impuestos inesperados o que “hackeen” el sistema para desfalcarte. Toda inversión hecha en ella está avalada nada menos que por Dios, el Creador y Sustentador del universo.

 

El desprendimiento es el arma para ser libre del control del dinero. Generosidad es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera. No hacia adentro. La proclama de Jesús registrada en Lucas 12:33a (DHH) “Vendan lo que tienen” significa desprenderte de una actitud posesiva acerca de los bienes materiales y aprender a dar a los necesitados y a la obra de Dios en la tierra.

 

John Wesley decía: “Gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas, para que puedas dar todo lo que puedas”. Para que el dinero no te controle ponlo al servicio de propósitos nobles y trascendentes.

 

DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT

 

 

 

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