De lo pequeño a lo grande, por Raúl Parra

Si tomas una semilla de naranja en tus manos ¿Qué ves? Tú puedes elegir si ves un simple grano, un árbol, nuevos frutos o ¡hasta un bosque! Es tu decisión si ves su pequeño tamaño o el potencial que encierra. Tu decisión revelará la visión que posees, tu capacidad para ver más allá de lo que hoy miras. Si quieres éxito y milagros, si quieres salir adelante en la vida, convierte las cosas pequeñas en grandes. Deja de ver lo que no tienes y pon a producir lo que sí tienes.

 

En una ocasión estaba Jesús en un lugar despoblado, acompañado por una multitud que le seguía desde hacía tres días. Esta, cansada y hambrienta no tenía nada para comer y entonces el Maestro les preguntó a Sus discípulos: — ¿Cuántos panes tienen? y ellos respondieron: —Siete, y unos pocos pescaditos.  Luego mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Éstos, a su vez, los distribuyeron a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. (1)

 

¡Un extraordinario milagro! Si estimamos que al menos tres mil de los hombres presentes estaban acompañados por su esposa y dos hijos, estamos hablando de por lo menos trece mil personas. Quien ha organizado o asistido a grandes eventos conoce el drama de intentar alimentar a cientos de personas. Imagina entonces lo que significa que toda una multitud de miles que acompañó a Cristo (no en un restaurant sino en un lugar inhóspito) comió y se sació, ¡con siete panes y unos pocos pescaditos!

 

Nunca consideres insignificante tu aporte a Dios y a otros

 

La abundancia de este banquete arrancó con unos “insignificantes” siete panes y algunos pececillos que aportaron desprendidamente los discípulos. Tu aporte a Dios y a otras personas cuando les donas tiempo y amor, podría ser muy pequeño a tus ojos; pero no imaginas hasta dónde puede extenderse en cosecha, así como ocurrió la multiplicación de los siete panes y los pocos pescados.

 

Pedro y Juan ilustran esta verdad

 

Pedro y Juan, apóstoles del primer siglo, ni siquiera poseían una moneda para ayudar a un mendigo cojo, pero le dieron lo que tenían: le ordenaron, en el nombre de Cristo, que se pusiera de pie y caminara. El asombro que despertó este milagro llevó a que cinco mil personas curiosas y necesitadas también del poder de Dios se acercaran a Él y le dieran sus corazones. ¡Dios puede usarte a ti, igual o más que a Pedro y Juan! Nunca consideres tu aporte a Dios como insignificante. Nunca juzgues de poco valor los pasos sencillos que estás dando en dirección a la consecución de una meta anhelada. Da lo mejor de ti a la gente y a la cristalización de tu misión.

 

El milagro no solamente abasteció a los que estaban con hambre, sino que dejó un excedente

 

¡Siete canastas! Que servirían para alimentar a otros que no habían estado presentes. Así de generoso es Dios, que siempre tiene bendiciones excedentes aun para los que no están cerca de Él. La gracia y bondad de Dios no tienen barreras, y ¡por eso es tan preciosa!

 

Siembra una donación y recibirás bendición hasta que sobreabunde. Siembra obediencia a Dios, fe y acción y recibirás expansión. Siembra tu vida y cosecharás más vidas. Tus semillas, cultivadas en tierra fértil, tendrán fruto. Algo que comenzó pequeñito se volverá grande.

 

Mateo 15:34-38 (NVI)

 

DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT

 

 

 

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