El día que Derek Jeter visitó Venezuela (Fotos)

Era para mí un momento único, la primera cobertura periodística que hacía en otro estado y era nada más y nada menos que con el campocorto de los Yanquis de Nueva York, Derek Jeter, mis grandes pasiones unidas en un solo momento, la fotografía y los deportes.

El día transcurrió con normalidad, en ese entonces los vuelos nacionales no eran desastrosos como ahora, llegamos a Barquisimeto y sin haber pasado el susto de haberme subido por primera vez a un avión, mi compañero que para ese noviembre del 2008 era el periodista Daniel Villalobos y yo, nos registramos en el hotel y planificamos la cobertura de la llegada del “Capitán”.

Decidimos hacer todo desde el principio, esperarlo en el aeropuerto, luego la rueda de prensa y las actividades.

Ya instalados nuevamente en el Aeropuerto Internacional Jacinto Lara de Barquisimeto, esta vez para esperar el arribo de Jeter, nos encontramos con un pequeño pelotero que ilusionado esperaba conocer y tener un autógrafo de su ídolo. Su nombre, Brian Roman, quien con su gorra de los Yanquis, en una mano la pelota y en la otra el marcador, no se despegaba de la ventana para asegurarse de ver con sus propios ojos a su ídolo.

Cuando el estelar jugador finalmente llegó, ya habían pasado unas seis largas horas de espera, era de noche y me preocupada no tener al menos una foto para la edición del diario al otro día; me dispuse a ajustar los parámetros de mi cámara y asegurarme de tener un buen enfoque, mientras la gente corría como loca y los agentes de seguridad trataban de impedir nuestro trabajo.

La ventana que decidí tomar para hacer las fotos no me sirvió, el ángulo no fue bueno y tuve que dar carreras antes de que la frustración y la rabia se apoderaran de mi, un señor encargado de la seguridad se apiadó al verme preocupado por no tener la foto que el editor me pedía para cerrar la página, decidió abrir una puerta y mientras me decía “que sea rápido” ya yo había disparado en ráfaga mi cámara, logrando el objetivo.

Corrí a transferir las imágenes mientras mi colega hacía lo propio con el texto. Cumplido el trabajo salimos para el hotel un poco más relajados y nos encontramos de nuevo con Brian, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, casi se quedaba sin el autógrafo que fue a buscar, pero lo logró y orgulloso me lo enseñó para que lo fotografiara.

El histórico jugador de los Mulos de Manhattan llegó al hotel donde sería la rueda de prensa y según como bromeó con su amigo Luis Sojo, tuvo que planchar él mismo una camisa para ponérsela rápido y bajar al encuentro con la prensa.

En ese momento compartió también con una fiel fanática (Ligia Perozo) que para ese entonces sufría de cáncer en los ovarios, a ella, le regaló un retrato autografiado y varios obsequios del equipo, además de la respectiva fotografía.

Al día siguiente Jeter, Luis Sojo y otros peloteros criollos visitaron el complejo deportivo de La Chata, donde se encuentran las instalaciones de la Fundación Luis Sojo, nosotros estábamos desde temprano en el lugar para documentar la alegría de los niños al conocer a este grandioso pelotero.

Fotos, autógrafos y algarabía, era el ambiente que se vivía en lugar, una especie de energía galáctica que solo podía generar un jugador tan importante en el mundo como Derek Jeter.

Un torneo de Golf en el Barquisimeto Golf Club, también se realizó en aquella oportunidad con importantes grandes ligas venezolanos: Carlos “El Toro” Zambrano, César Isturiz, Tomás Pérez y por supuesto Luis Sojo y Jeter.

También una impresionante subasta de artículos deportivos, donde se lograron recaudar millones de bolívares para la Fundación.

Al final de esos tres intensos días con esta estrella de las Grandes Ligas, me dejaron una bonita experiencia, un material fotográfico invaluable y la satisfacción de haberlo conocido. Claro nada comparado con verlo jugar y desplegar toda su genialidad sobre el terreno de juego.

Texto y fotos: Jimmy Pirela/@DiarioContraste