Viacrucis en búsqueda de pollo

 Esta es parte del calvario que Miriam Martínez tiene que pasar cada dos o tres días, todo dependiendo de la cantidad de pollo que a ella y a su hija Ilene le dejen sacar. Ambas viven gracias a un puestico de empanadas que tienen en la misma vía Perijá cerca de la Licorería “El Bonchón”.

“Yo no sé bien que es lo que pasa, porque no se encuentra pollo, lo que si se es que en otros lados lo revenden y cuenta hasta 70 bolívares el kilo, yo no puedo pagar eso porque si no a cuanto tengo que poner cada empanada, nadie me las va a comprar. Así que me toca hacer cola para poder garantizar el sustento de mi familia, soy madre soltera y tengo dos hijos una de 15 y uno de 9”.

Esta es la realidad de muchas familias zulianas que viven de la venta de comida y gran parte de sus productos se basaba en la tan buscada carne blanca.

Otra ventana que Martínez nos deja abierta a la realidad del contrabando, cuando nos cuenta lo que hacer un par de días ocurrió en lo que era el Zumaque que ahora es sede de las oficinas del SAIME.

 “Para el Zumaque trajeron unas cavas full de pollos, y bueno todo el mundo empezó a hacer su colita porque los iban a vender baratos, pero la felicidad duró poco, uno estaba desde temprano como un tonto en semejante cola que no caminaba y resulta que llegaban los policías en las motos y salían no con dos pollos si no con cajas completas, que impotencia y rabia por eso es que la corrupción no se acabará nunca”

Parte de lo que ocurre en varios rincones de nuestra ciudad es esta, y aparentemente la situación está lejos de mejorar.

DC 

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